Todos asociamos el Alzheimer a una persona mayor que se desorienta y confunde a personas cercanas, que sufre deterioro de su memoria inmediata como principal síntoma, pero no es el único.
El Alzheimer es una enfermedad heterogénea y se vive de diferentes maneras ya que depende de varios factores. Este tipo de demencia puede variar: Algunos comienzan con episodios de depresión, otros con pérdida de memoria o cambios conductuales. La demencia tipo Alzheimer se considera una enfermedad compleja de sobrellevar por las familias, debido al deterioro progresivo que se va produciendo y del cual no se puede detener su curso.
Cada día esta enfermedad afecta a más personas debido al envejecimiento de la población, lo que la hace un problema de salud pública. Es importante detectar esta enfermedad a tiempo para poder intervenir y ralentizar su progresión en lo posible.
Síntomas psicológicos del Alzheimer
Los síntomas psicológicos están presentes en todas las demencias, lo que incluye al Alzheimer. Si estos síntomas logran ser explicados por otras alteraciones, eso logra que el diagnostico de demencia se retrase, por ello hay que saber detectar cambios y señales que pueden implicar demencia. La depresión y apatía suelen ser los primeros y más comunes síntomas, aunque hay más.
Las causas de esta sintomatología son variadas y son una compleja interacción de causas biológicas, psicológicas y hasta ambientales. Las alteraciones psicológicas provocan sufrimiento en la persona que padece Alzheimer y su entorno cercano y agravan la alteración cognitiva y funcional.
Estos son algunos síntomas psicológicos que pueden evidenciarse:
- Alteración del pensamiento: delirios de robo, abandono y perjuicio. Fabulaciones sobre el pasado.
- Ilusiones y alucinaciones: percepciones distorsionadas o falsas. Pueden ser visuales, auditivas, olfativas etc.
- Depresión: ánimo triste, anhedonia, abulia.
- Ansiedad: sentimiento de pérdida de control.
- Euforia: ánimo exaltado sin razón aparente que puede traducirse en carcajadas exageradas o alegría desmesurada.
- Apatía: es uno de los síntomas más comunes. Falta de interés o motivación por actividades que antes si eran interesantes.
- Irritabilidad: mal humor, cambios injustificados en este sentido.
Síntomas conductuales
Los síntomas conductuales son de difícil manejo para las familias, pues causan frustración y sufrimiento. Aunque no se dan en todos los pacientes, estos síntomas, si aparecen en gran número de ellos cuando la enfermedad avanza.
Estas conductas pueden demandar necesidades que no son capaces de ser expresadas debido a la alteración cognitiva, por lo que es importante saber interpretarlas. Estas son algunas alteraciones conductuales que pueden apreciarse:
- Agresividad: oposición o resistencia injustificada para recibir los cuidados.
- Desinhibición: falta de tacto social que puede aparecer en el lenguaje utilizado o en expresiones corporales y conductas.
- Hiperactividad motora: es común la deambulación, es decir, caminar sin un objetivo.
- Vocalizaciones repetidas: repetición de palabras o sílabas sin sentido que carecen de significado.
- Alteración del sueño: la alteración del ciclo sueño-vigilia, puede presentar somnolencia por el día e insomnio nocturno.
- Aumento o disminución del apetito: se puede dar hiperfagia o anorexia. Es muy común el gusto por alimentos dulces y comerlo de forma compulsiva.
Tratamientos de tipo no farmacológico para tratar estos síntomas
Los síntomas psicológicos y conductuales son diversos y de diferente gravedad y para ellos hay tratamientos específicos y otros que producen afectos beneficiosos de forma indirecta, lo que además disminuye la carga de la persona destinada a ser cuidador personal.
Algunas terapias no farmacológicas son:
- Estimulación cognitiva grupal: Implicar a la persona en actividades que promueven el contacto social con otros mejora es estado cognitivo.
- Educación del cuidador: Poseer estrategias de afrontamiento y de manejo de síntomas. Se hace una valoración individualiza para la detección de problemas y solución de ellos. Se brinda información acerca de la enfermedad para que sepan en todo momento en qué estadio está el paciente, con qué podemos encontrarnos y cuál es su curso esperable.
- Intervención conductual: mediante análisis de los antecedentes, consecuencias y la posterior modificación de la conducta.Se debe utilizar refuerzo positivo, evitación estrategias de modificación de la conducta.
La heterogeneidad de los síntomas hace que no todo tenga el mismo efecto en diversos pacientes, ya que quienes tengan mayores problemas serán más difíciles de tratar, aunque podrá disminuirse la gravedad en ellos. Que la familia participe en el proceso es fundamental para comprender la enfermedad, afrontarla y manejarla.
Se deben comprender los procesos biológicos que produce la demencia, además de comprender al paciente y así modificar factores detonantes. Además se debe tener ayuda profesional para que la familia pueda tener un guía.
El manejo de los síntomas psicológicos y conductuales se da en primera instancia por identificar el trastorno prominente o desestabilizador y así interpretarlo en el contexto de vida del paciente, su entorno y su enfermedad. Si este es la depresión, hay que entenderla respecto a su vida y los cambios que ha producido en ella y que pueden afectarle.
Tomar medidas ambientales es bueno en la alteración de la conducta, respecto a esto se pueden eliminar elementos que desencadenen reacciones negativas. Se debe eliminar lo que cause molestia y promover actividades y costumbres que den tranquilidad al paciente.
El paciente sigue teniendo gustos y preferencias que hay que conocer y satisfacer en lo posible. Muchas veces los síntomas psicológicos y conductuales tienen que ver con la demanda de cuidados que hay que entender e identificar. Hay que conocer hábitos, gustos y aficiones para poder comprender y ayudar a quien padece Alzheimer.
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