Los toros usados en las corridas se llaman “bravos” o de lidia, y supuestamente cumplen con la característica que los distingue: una gran agresividad como resultado de su instinto de defensa. De hecho, la violencia que el toro ocupa para no salir dañado es uno de los argumentos que los fanáticos de las corridas usan para decir que estas salvajes festividades son un combate “entre iguales”.
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Pero claro, no cuentan la parte en que el animal está asustado y maltratado, y un hombre está entrenado y con un estoque como arma.
Debido a que son pintados como agresivos, cabría esperar una reacción violenta cuando el animal tiene a un bebé humano cerca, ¿cierto?
Pero, para sorpresa de muchos, la reacción del animal es bastante tranquila pues nunca hace un gesto agresivo. Y es que este animal no tiene la intención de hacer daño, y sólo embiste cuando se siente amenazado.
La interacción ha sido registrada en un tierno video que puedes ver a continuación:
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