Si nos acercamos a los animales, logramos empatía con ellos. Los pensamos como seres dotados de sensibilidad, que sienten dolor, miedo, ira y que pueden reconocer situaciones hostiles. Y es que usualmente olvidamos que también son seres inteligentes.
La organización Animals Australia, que vela por los derechos de los animales (especialmente por aquellos que no suelen estar incluidos en las leyes de cuidado animal, como los usados para la industria cárnica) ha publicado, en su web un video corto pero potente sobre la industria de los cerdos en el continente.
Además, lo acompañó con una serie de datos duros sobre la industria neozelandesa de la carne.
Aquel registro tiene el objetivo de frenar el consumo de carne, convenciendo a los seguidores de Animals Australia para que comiencen una dieta libre de productos animales para no contribuir con su dinero a la violencia y la tortura contra ellos.
EN el video, se puede ver a una madre en una jaula de hierro por la que sólo puede asomar su cabeza. Frente a ella, hay un balde metálico profundo. Una persona se asoma y tira a un lechón al balde, mientras la madre mira e intenta liberarse de la jaula. Pero no puede.
Luego, la misma persona avienta otro cerdo. La madre grita y se mueve con desesperación.
Esta secuencia dura apenas 20 segundos. Mientras la persona lanza a las crías en el balde, un texto se lee en la parte inferior de la grabación:
“El peor miedo de toda madre es que se lleven a sus hijos para siempre”.
Aunque algunas personas califican el video de sensacionalista o manipulador asumiendo, por ejemplo, que los cerdos no serían tan inteligentes y sensibles como los padres humanos, y arguyendo que la industria cárnica en países desarrollados tiene procedimientos de explotación que se consideran “éticos”.
Pero Animals Australia ha dejado en claro que la crueldad contra estos animales está bastante extendida, y que cualquier desarrollo económico o social de un país poco tiene que ver con sus políticas en el cuidado de estos animales.
Y además, también ha refutado la supuesta “falta” de inteligencia y sensibilidad de los cerdos que muchos han usado de argumento contra el animalismo y el veganismo.
Pese a que el registro corresponde a los mataderos neozelandeses, Farmwatch y Animals Australia asegura que la jaula en que se puede ver a la madre junto a los lechones es un estándar de la industria.
Es una infraestructura usada en casi todos los mataderos del mundo por su eficacia al momento de inmovilizar a la madre de las crías mientras les permite alimentarse, hidratarse y lograr una posición en que pueda alimentar a sus lechones.
Es común que a las cerdas preñadas se les encierre en jaulas apenas más grandes que su cuerpo, y a los lechones usualmente se les corta la cola cuando están recién nacidos. Además, las crías son castradas y a muchos se les sacan los dientes.
Muchas de estas prácticas no están vetadas en países con políticas animales progresistas. Y pese a que muchos grupos busquen que al menos estos procedimientos se hagan con anestesia, los dueños de las granjas no tienen por qué usarla si no lo creen necesario.
Como consecuencia, los animales mueren profundamente aterrorizados y adoloridos.
Los cerdos tienen muchas cualidades que podríamos calificar de “humanas”.
Los porcinos tienen un sentido comunitario y una inteligencia desarrollada. Son animales limpios, a veces se bañan en agua o lodo (aunque siempre prefieren la primera) e incluso han desarrollado códigos de comunicación con los demás.
Investigadores de los cerdos han llegado a recopilar más de 20 sonidos distintos que los cerdos usan para manifestar distintas ideas (necesidades, percepciones de la realidad). También tienen un sentido hiperdesarrrollado de la maternidad: cuando una madre está a punto de dar a luz, suele armar pequeños nidos donde recibirá a su camada de cerditos.
Las crías aprenden rápidamente a reconocer a su madre según su tono de voz, y su lazo es inmediato e irrompible cuando las condiciones son adecuadas. De hecho, las madres incluso “cantan” canciones a sus crías para relajarlas y que puedan dormir serenamente.
Los cerdos son mucho más inteligentes y sensibles al ambiente que los perros, y su desarrollo mental podría compararse con el de un niño humano de hasta 3 años.
Por ello, asegura la organización, no existe una forma “ética” ni adecuada de sacrificarles.
En los mataderos neozelandeses, australianos y de varias otras partes del mundo donde existen políticas por animales (que en realidad se preocupan de los animales más “carismáticos”), hay maneras indoloras y “respetuosas” para matar a los cerdos. Por supuesto, de esta forma la carne no pierde textura por el estrés.
Una forma “amable” de asesinar a los cerdos es meterlos en una cámara de gas.
Granjeros los meten en grupos de 3 o 4. Antes de entrar a la cámara deben ser guiados por un encargado que los hace caminar a punta de patadas, gritos e incluso golpes eléctricos.
En 2014, Animals Australia pudo poner cámaras al interior de la cámara de gas: ahí se pueden ver terribles imágenes de los cerdos muriendo enjaulados. Los puercos sufren la desesperación y el ahogo en uno de los mataderos más grande de Australia.
La forma más “humanitaria” en que los animales entran al proceso de producción de la carne que llega a tu mesa, es una tragedia.
Debido a su inteligencia, los cerdos se pueden estresar con facilidad, especialmente cuando son encerrados y amontonados en lugares como los corrales o las rejas de la industria.
En Australia, los productores de carne suelen usar cuatro veces más CO2 que en el resto del mundo para agilizar el proceso.
Pero exponer a animales a CO2 en grandes cantidades puede tener consecuencias confusas previas a la muerte: los cerdos suelen tener reacciones violentas debido al dolor que sienten al ser sometidos al CO2.
Si se reemplazara un 20% del aire de una sala por CO2, será suficiente para que los cerdos no se den cuenta. Pero la búsqueda de agilización de procesos, el CO2 de estas cámaras de gas alcanza entre el 80 y el 100% del aire respirable.
Los cerdos mueren llenos de terror y dolor físico en una de las formas más “humanitarias” que existen de asesinarlos.
Los mataderos hacen lo que se les ocurre con los animales: sólo para optimizar y acelerar procesos de producción, utilizan métodos que deberían ser censurados como tortura.
Si deseas conocer más sobre las condiciones en que viven los cerdos, revisa la lista de mataderos de Aussiepigas, una vertical de Animals Australia, en este enlace.
Publicidad