Este hombre de 90 años tiene una larga historia en al área de sillas de ruedas para perros. Inventó y patentó por primera vez a principios de la década de los 60 un carro que le permitía a los animales discapacitados volver a caminar. Luego abrió una tienda mientras trabajaba como veterinario.
En 1991 Parkes se retiró, luego de realizar más de tres mil cirugías de columna vertebral y se mudó a Oxford, Maryland, un puerto colonial. Ahora que estaba jubilado, puso toda su energía y pasión en el gran sueño de su vida, y así fue como estableció un taller a dos cuadras de su casa y comenzó a fabricar sillas de ruedas.
“Me gusta dar a los animales una vida mejor. Si los pones en un carrito en el que no pueden moverse, les da movilidad para que puedan usar sus patas delanteras, y su espíritu simplemente fluye como niños una vez que obtuvieron su independencia“.
Parkes a The Washington Post
Lincoln fabrica con sus propias manos estas sillas de ruedas, las cuales tienen varios modelos para diferentes tamaños de perros, para salchichas con problemas de espalda, para chihuahuas sin patas delanteras y otras más grandes para pastores alemanes.
Este hombre pasa entre 8 y 10 horas en su taller construyendo los carritos y sigue innovando cada día para ofrecerle más años de vida a las mascotas con discapacidades.
Uno de los perros que se vio beneficiado por la generosidad de Parkes es Lester, quien sufre de un trastorno de columna vertebral común en los corgis.
Parkes asegura que esta hermosa labor no la hace por dinero.
“Cuando los veo salir corriendo por la puerta con su silla, ese es mi sueldo”
Lincoln Parkes
En todos sus años ha podido ayudar a perros, gatos, conejos, cerdos e incluso a un pollo. Por el momento está trabajando en un nuevo modelo que hará volar las ruedas de la competencia.
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