Hablar de infidelidad es algo delicado, porque lo que puede ser para ti un simple coqueteo, para tu pareja quizás es el comienzo de una falta de lealtad. Sin ir más lejos , la infidelidad es uno de los motivos más frecuentes por el que las parejas deciden separarse, pero en la actualidad existe una nueva práctica que busca este tipo de infidelidad ya sea real o imaginaria, con el objetivo de conseguir más placer y aumentar la llama de la pasión en la pareja.
Si no lo sabes aún, el cuckolding es una práctica en la que una mujer tiene relaciones con otro hombre y luego cuenta a su pareja lo que ha experimentado en este encuentro o bien, éste sea un espectador durante la relación sexual. Es así como se sostiene que a partir de eso, la pasión en la relación de pareja renace.
A esto se le llama cuckolds, pues es el nombre que se le da a los hombres que permiten que su pareja o esposa mantenga relaciones sexuales con otros hombres mientras él solo se sienta a observar. Muchas veces, son ellos los que incentivan a sus parejas a realizar este tipo de actos, donde ellas los “engañan” con otro hombre para obtener mayor placer sexual.
Se especula que el cuckolding es el estilo de vida alternativo de más rápido crecimiento en la actualidad, ya sea que las parejas lo incorporen como un juego de rol de fantasía o como una realidad y a medida que pasan los meses, más mujeres y hombres lo practican, es más, ha sido llamado fetichismo intelectual.
Una persona que practica cuckolding se excita sexualmente por la fantasía o realidad donde su pareja, a la que considera atractiva, mantiene relaciones sexuales con otra persona, generalmente con alguien parecido a su alter ego. El doctor Leon Seltzer dice que la excitación que produce este tipo de situaciones puede ser originada por la experimentación vicaria de la relación sexual que se está acostumbrado a llevar como protagonista.
Ser el espectador aumenta los niveles de excitación
Además de eso, el cuckolding tiene un poderoso papel en la transgresión, tanto para la mujer como para el hombre. Para la primera representaría el contacto con lo prohibido a través de la ruptura de la fidelidad y para el segundo, el acto de impulsar a la pareja a transgredir, es decir que de todas formas tiene el control.
- Algunos estudiosos lo consideran como una variante del masoquismo, pues el sentirse humillado por parte de la pareja es importante para los defensores de esta variante. Sin embargo, el hecho de que a los practicantes de esta modalidad no les atraigan otras formas de sadomasoquismo hace que se descarte de algún modo esta opción.
- De acuerdo a otras teorías, no sería una forma de ser dominado sino más bien de dominar ya que es el hombre el que decide cuándo y en qué condiciones le “engañan”. Otros estudiosos piensan que es una forma de escapismo, o lo que es lo mismo, sus defensores lo utilizan inconscientemente para eludir sus propias responsabilidades sexuales en otro hombre.
- También hay quien opina que el hecho de convertir a la mujer en un objeto hipersexual, tremendamente deseado por otro hombre, mientras que uno piensa que sigue siendo su “propietario”, hace que haya personas que lo sientan como un símbolo de estatus.
- Enmascarar la bisexualidad es otra de las posibles explicaciones. Hacer creer que es la mujer la que produce la excitación y aprovechar esta mascara para observar a un hombre sin tapujos realizando el acto sexual, podría ser otro de los motivos de su práctica.
Lo que sí está muy claro es que quienes lo practican de manera libre y consciente disfrutan plenamente de esta nueva modalidad, por eso debemos tener claro que en la libertad y necesidades de cada ser humano está llevarlo a la práctica o por el contrario, calificarlo como un acto inviable.
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