Cuando la llevaron a la organización animalista Society for the Prevention of Cruelty to Animals (SPCA), la perrita Che-Che estaba asustado y temblando. El personal, de la sede del condado de Monmouth (Nueva Jersey, Estados Unidos), aisló al perro que solamente pesaba 4 kilos antes de bañarla con jabón y agua caliente.
Aunque su aspecto era triste, su historia lo era aún más.
Sus dueños habían muerto por complicaciones por coronavirus.
“No podemos imaginar lo que es para una perra como ella perder repentinamente todo lo que ha conocido y luego terminar en un lugar desconocido”, escribió la organización en su cuenta de Facebook.
“En los próximos días, Che-Che recibirá atención veterinaria, incluyendo un dental, esterilización y vacunas, además de un baño caliente y burbujeante para que ya no se necesiten guantes de goma y batas arrugadas para darle afecto”, continuó la SPCA. “Cuando Che-Che esté listo, planeamos honrar a la familia y a los que perdieron al encontrar a esta dulce niña el hogar perfecto”.
Che-Che es, desafortunadamente, el primero de muchos animales que van a necesitar de un refugio seguro en estos tiempos de pandemia.
Por la pandemia han debido cambiar los protocolos para el personal, pero su trabajo para cuidar a Che-Che y al resto de los animales que esperan un hogar no se detiene. Especialmente en una época donde hay menos donaciones que antes.
“¡Gracias por todas sus consultas sobre Che-Che! Solo podemos considerar a aquellos solicitantes sin hijos u otras mascotas para adoptarla. Las solicitudes se están revisando por orden de llegada y, desafortunadamente, con nuestro personal limitado, no podremos devolver cada correo electrónico y llamada telefónica”, continuó la SCPA.
El COVID-19 ha afectado a familias, eventos, empresas e incluso a los animales.
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