La trabajadora de la Universidad de Durham, Tracey Keers, de 33 años, luego de ser madre por primera vez, enfrentó un cáncer de mama muy agresivo, enfrentándose a una masectomía, quimioterapia y radioterapia.
Afortunadamente logró vencer y erradicó el cáncer completamente de su cuerpo, por lo que estaba lista para seguir con su vida y tener otro hijo.
“Sabíamos que queríamos otro bebé, por lo que hicimos un tratamiento de fertilización in vitro y tuvimos con éxito 13 óvulos congelados. Pero ella quedó embarazada de forma natural en septiembre y estábamos absolutamente eufóricos porque no pensamos que eso sucedería”
– Steven, pareja de Tracey
La felicidad no duró demasiado, ya que luego de algunas semanas de su segundo embarazo, comenzó a tener fuertes dolores de cabeza y su salud empeoró rápidamente.
A las 24 semanas de embarazo, los médicos le avisaron que el cáncer había regresado y esta vez, era terminal.
Su cáncer se diseminó a las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal, tenía carcinomatosis leptomeníngea, ya no había nada que los médicos pudieran hacer.
“Le dieron de tres a seis meses de vida pero, Tracey siendo Tracey, nunca se dio por vencida y siempre peleaba”
– Steven
Cuatro semanas después del desalentador diagnostico vio a su esposa convulsionando, por lo que supo que claramente se acercaba algo peor.
Los médicos realizaron una cesárea de urgencia para salvar al bebé y con solo 28 semanas llegó al mundo pesando menos de un kilo. Pensaron que Tracey no despertaría luego de la cirugía, pero lo hizo y pudo conocer a su bebé.
“Tracey estaba tan preocupada de nunca llegar a ver a su hija, pero lo hizo”
– Steve
Una semana después del nacimiento del nuevo integrante de la familia, la pareja se casó en el hospital Universitario James Cook en Middlesbrough, acompañado de sus familiares y amigos. Una tienda de novias donó el vestido para Tracey, Steve y su hijo de 7 años.
Luego de la ceremonia, la salud de Tracey siguió deteriorándose y ocho días después su respiración comenzó a ser cada vez más lenta.
“‘Me levanté en la cama y sostuve a Tracey en mis brazos con su cabeza sobre mi pecho y ella falleció pacíficamente”
– Steve
Su esposo aseguró que contarle sobre la muerte de su madre fue una de las cosas más difíciles que ha hecho en su vida.
Steve ahora debe acostumbrarse a vivir sin Tracey, con la que estuvo durmiendo por un mes en el hospital. Kyla, su pequeña hija, permanecerá internada en el hospital por dos meses más.
Al funeral de Tracy las personas deberán asistir con los colores que más le gustaban, rosa o morado, incluso su perrita usará un collar rosa para la ocasión.
Tracy se encargó de crear una página de recaudación de fondos antes de morir, por lo que la familia no debió preocuparse por los gastos del funeral. En cuanto a los gastos médicos de la bebé, serán financiados por los asistentes al funeral, a quienes se les pidió donar a la unidad de prematuros del hospital, en lugar de llevar flores al cementerio.
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