Lo que siempre se nos ha enseñado sobre la fecundación es que los espermatozoides compiten entre ellos para que uno finalmente llegue al óvulo. Sin embargo, la situación es mucho más complicada que eso, según el biólogo de desarrollo en la Universidad Swarthmore College, Scott Gilbert, el “óvulo evalúa el espermatozoide antes de eliminarlo de la carrera o clasificarlo como apto”. Por lo que la fertilidad se convierte en una carrera o selección a nivel celular y no una situación aleatoria.
Las investigaciones han demostrado además que los óvulos atraen a ciertos tipos de espermatozoides, si es que se les presenta la oportunidad.
Cuando las parejas se enfrentan al proceso de comenzar a tener hijos, creen que los espermatozoides deben estar 100% preparados para correr y encontrar al óvulo. Cuando se une una X con otra X, el resultado de la fecundación es una mujer y cuando X se une a Y, resulta un hombre.
Pero lo primero que hay que desaprender es que el óvulo no solo se queda esperando que algún espermatozoide lo encuentre, sino que juega un papel dominante en la situación y es quien escoge a su espermatozoide.
La mal denominada carrera, es en realidad un proceso de elección, es decir, el óvulo ya sabe qué tipo de espermatozoide va a permitir que entre.
Según el doctor Joseph H. Nadeau, los óvulos no son dóciles ni sumisos, sino que juegan un papel clave y fundamental en el proceso de reproducción.
El óvulo es el que acepta o descarta al espermatozoide según su carga genética y esto genera que la selección sexual a nivel celular sea aún más compleja, según lo explica Pacific Northwest Research Institute.
Lamentablemente un proceso tan importante como la fecundación ha sido evaluado erróneamente durante todos estos años, haciéndonos creer algo totalmente distinto.
Según la ley de Mendel, cada gen tiene su homólogo correspondiente y el siguiente proceso es la “fertilización aleatoria”, en donde estos genes se dividen aleatoriamente en gametos que llevan solo una copia.
Pero recientemente se descartó completamente esta teoría según el estudio del Dr. Nadeau, quien dirigió dos experimentos separados que sugerían una teoría totalmente diferente. Pretendía producir proporciones predecibles específicas de combinaciones de genes en la descendencia, sin embargo, no lo logró.
En el primer experimento tomó ratones hembras con un gen normal y uno mutado, lo que aumentaba las posibilidades de contraer cáncer testicular. Lo ratones machos tenían todos los genes normales y el resultado fue de acuerdo con la ley de Mendel.
En el segundo experimento el Dr. Nadeau le dio a los ratones machos el gen canceroso mutado y las hembras, por su parte, tenían todos los genes normales. Solo el 27% recibió la versión mutante, pero los científicos esperaban que fuera el 75%.
Por lo tanto la fertilización fue calificada como no aleatoria y se probó la existencia de un mecanismo que permite que el óvulo elija al espermatozoide con el gen normal en vez del mutado, lo que en la ciencia se llama “fertilización genéticamente tendenciosa”.
Si siempre fue así, entonces ¿por qué los científicos no lo notaron antes?
Según el Dr. Nadeau hay dos teoría para sustentar esa teoría que se acaba de desarrollar:
- La atracción entre espermatozoides y óvulos está relacionada en gran parte con la molécula de ácido fólico, y el metabolismo de esta molécula es diferente entre un óvulo y un espermatozoide. Estos cambios determinan la atracción entre un espermatozoide y un óvulo.
- Los espermatozoides ya se encuentran en el aparato genital femenino cuando van hacia el óvulo y éste puede que no esté totalmente desarrollado o saludable en ese momento. Hay una posibilidad de que el óvulo influya en esta división celular, por lo que sus genes también pueden ser adecuados para el espermatozoide.
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