Hay diferentes tipos de perros, algunos no salen jamás de su casa sin sus amos, otros son desobedientes, se van y vuelven cuando quieren y otros prefieren la vida de aventuras y travesuras, como el perrito de esta historia.
A este divertido perro le gustaba ir a la casa de su vecina a jugar, pero en realidad lo que más disfrutaba era comerse los huevos de las gallinas.
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Al parecer el vecino tomó el camino de la comprensión y a pesar de haberlo encontrado varias veces con las manos en la masa, sabía que lo hacía simplemente por instinto y no por maldad.
Por eso decidió que la mejor manera de remediarlo era escribiéndole una nota a sus dueños para que no volviera a ocurrir.
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No se le ocurrió otra manera de enviar la nota que pegarla en el lomo del animal, sin embargo lo que decía sorprendió bastante a los dueños.
Le pedía explícitamente que no regañaran a su perrito, sino que conversaran con él y le hicieran entender que no debía volver a comerse los huevos. Además les dejó el número de teléfono para que los dueños se comunicaran por si tenían alguna duda.
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Esto es un claro ejemplo de que la violencia no es el camino para la comprensión y el cambio de actitud, eso solo generaría miedo y represión, tanto en los animales como en las personas.
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Ojalá el perrito haya aprendido la lección y dejado en paz a las gallinas.
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