Si alguien se siente físicamente mal o muy triste, los perros son uno de los primeros seres en notarlo. Es así como, una de las mejores curas para un malestar o enfermedad es el amor incondicional de un perro, porque son muy conocidos por su devoción absoluta hacia su familia humana.
Lo cierto es que nada es inalcanzable para los mejores amigos del hombre y su forma de demostrarlo es a través de su compañía constante. Es lo que ocurre con Mahe, el perro de James Isaac.
James tiene 9 años y padece de autismo, lo que provoca que comunicarse con él sea difícil, pues no habla y no entra en contacto con nadie. No es una sorpresa que, bajo esa condición, le tenga miedo al mundo y lo confundan muchas cosas de las que suceden en él.
Sin embargo, James no está solo, por fortuna tiene a Mahe, su perro guía que no se separa de él ni lo abandona bajo ninguna circunstancia. Una prueba de esto son las publicaciones que realizó la madre de James, Michelle Isaac, en su perfil de la red social Facebook, en las que dejó ver cómo el perro era inseparable de su humano, incluso en medio de la atención médica.
James fue al centro médico a realizarse una resonancia magnética para hacer un diagnóstico de sus convulsiones y, con la autorización pertinente, Mahe se ubicó al lado de su cama y permaneció junto a él todo el tiempo; incluso cuando sedaron a James, Mahe se mantuvo allí y acariciaba su rostro.
“Él no dejaba de mirar a James y parecía realmente preocupado”
No obstante, la ayuda de Mahe no termina en su visita al hospital, porque Michelle reconoce que el perro ha jugado un papel fundamental en la capacidad del niño para aceptar salir a lugares fuera de la casa desde que Mahe llegó a sus vidas hace 2 años y medio.
El programa de entrenamiento del perro lo ha ayudado a mantener la calma cuando salen a lugares públicos, que antes le producían ansiedad o miedo, además de que ha evitado que se pierda o que le hagan daño. En este sentido, Wendy Isaacs, empleada del centro de perros de asistencia, afirma:
“Hay cierta magia en lo que ocurre entre un niño con autismo y los perros. Ellos calman a los niños, quienes mantienen contacto visual con los perros, pero no mucho con sus padres o hermanos”
Es una noticia maravillosa el poder ver cómo Mahe le entrega un amor inmenso a James y es sólo cuestión de observar su mirada de cariño y preocupación en las fotos para tener la certeza de eso.
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