Un granjero ruso encontró hace unos meses atrás a 4 pequeños gatos recién nacidos en su granero y pensó que alguien los había abandonado. Esperó para que los vinieran a buscar, pero la madre nunca volvió, así que comenzó a cuidar de ellos porque de lo contrario morirían.
Pero estos gatos eran bastante extraños y no se parecían a los que él estaba acostumbrado ver, así que publicó algunas fotos en facebook buscando ayuda de algún experto.
Entonces un grupo de expertos confirmó que se trataba de gatos de palla, una especia de gatos salvajes propios de Asia Central.
En ese momento el granjero contactó a la reserva natural de Daursky, quienes mandaron a una unidad a recoger a los pequeños. El personal del centro quiso comprobar si era posible que dos gatos comunes podían amamantar a los recién nacidos, entonces los pudieron en contacto.
La idea tuvo éxito y las gatas los comenzaron a amamantar como si fueran sus propias crías.
Los gatos comenzaron a crecer y se hicieron más fuertes, siempre bajo los cuidados de la reserva.
Son muy parecidos a los gatos domésticos, sin embargo son más anchos, sus patas son más cortas y su piel es más gruesa porque se protegen del frío siberiano.
Ya cuando estuvieron crecidos y preparados para enfrentar la naturaleza, fueron devueltos a su hábitat bajo supervisión.
Afortunadamente se han acostumbrado perfectamente a su vida rodeados de naturaleza e independencia.
Publicidad