Actualmente, el amor se considera algo efímero. Es apenas una corta fantasía que dura hasta el divorcio, y no es para siempre como en tiempos pretéritos. Por esta razón, la imagen de un anciano junto a la urna de su fallecida esposa y-en especial- la dulce historia detrás de esa fotografía, han emocionado a millones de personas.
April Shepperd fue la autora de esa imagen, que retrata el profundo amor que Bobby Moore sentía por su compañera de vida que acababa de partir.
“Hoy presencié una historia de amor”, comienza relatando sbre lo que sucedió aquel día. “No es el tipo de amor que comparten los jóvenes que están llenos de pasión, alborotados con hormonas. No fue el tipo de amor brillante experimentado por los recién casados que están cautivados con la idea de la devoción exclusiva y los felices para siempre”.
“En un mundo como el nuestro, donde los votos se rompen tan rápido como el derribo de un martillo, lo que vi hoy fue una rareza, un diamante de diseño exquisito”, continuó. “Hoy vi a un hombre, un hombre quebrantado, vigilando su posesión más preciada. Aquí estaba el amor personificado”.
El anciano había entrado a la sala con pasos apesadumbrados y la mirada fija en el ataúd. Cuando se acercó al cajón, inclinó su cabeza para besar por última vez los labios de su amada. Unos segundos más tarde, un susurró salió de su boca. “Sé que no puedes escucharme, pero te amo”, le dijo, mientras un par de lágrimas corrieron por sus mejillas.
Cuando entró la familia, él aún sostenía la mano de su compañera y le seguía acariciando el cabello. No le importó que ella no le pudiera devolver la mirada.
“Se ve bien, ¿verdad?”, le dijo a sus hijos cuando se acercaron y todos estuvieron de acuerdo. Lloraron juntos.
Estuvo junto a su amada por alrededor de cinco horas. Sólo se apartó cuando ya no pudo más y no le quedó otro remedio que ir a descansar pues se encontraba exhausto.
“Nunca había visto a un hombre tan destrozado, despojado de su felicidad por la maldición de la muerte”, describe la fotógrafa.
“Me pregunté mientras lo observaba, ¿qué haría él mañana y el día después de eso? Hoy fue la parte fácil. Hoy todavía estaba aquí, tendida a su lado, capaz de ser tocada, vista o besada. Mañana, después de que ella se acueste profundamente en el suelo, y él regrese a su hogar, ¿entonces qué?”.
“Hoy presencié una historia de amor. Y lo veré de nuevo mañana cuando la historia finalmente termine, y el escenario esté vacío, y las luces se apaguen”, concluyó la fotógrafa.
La familia Moore quiso que su historia se compartiera para entregar consuelo a los demás y que todos supieran que el amor verdadero aún existe.
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