En una época en que nos acercamos a una crisis climática mundial junto a varios problemas sociales de toda clase traído por el capitalismo tardío, la gente suele mirar con esperanza hasta los países que parecen tener sus problemas relativamente bajo control. Todo el mundo ha decidido que quienes parecen tener las mejores respuestas a los problemas del mundo son aquellos países ubicados en el norte de Europa, en particular Dinamarca y la península escandinava.
Si pasas algún tiempo revisando historias inspiradoras en Internet, sabrás que Dinamarca acumula buenos índices en variados indicadores del mundo, como ser uno de los países más felices del mundo, por ejemplo. Además, siempre están entre las naciones con mejor calidad de educación.
Los daneses han realizado drásticos cambios a sus modelos educacionales, enfatizando el aprendizaje y la formación de los niños por sobre los resultados formales de las pruebas académicas.
Otro gran detalle de su modelo educacional es que le entregan suma importancia a la formación de los niños como personas e integrantes de la sociedad. Es por ello que tienen clases especializadas para desarrollar habilidades básicas de buena convivencia entre las personas.
Por ejemplo, los niños entre 6 y 16 años tienen una hora a la semana de clases de empatía, donde se les enseña esta habilidad de preocuparse por el resto.
En la clase se trabajan habilidades construidas para poner a los niños en situaciones donde puedan desarrollar y valorar la empatía con sus compañeros. Por ejemplo, se les pide a cada uno que hable de los problemas de su vida mientras el resto del curso presta atención. Con el maestro como guía, los niños buscan formas de solucionar los problemas de cada niño, buscando maneras creativas y aterrizadas de tratar las situaciones más complicadas.
La clave está en que los pequeños se den cuenta de que sus problemas son particulares para ellos, pero generales para todos. Es por ello que no deben sentir miedo de mostrarse vulnerables o incapaces de tratar una situación difícil.
Una parte de lo necesario para la empatía es tener la confianza de que podemos abrirnos con nuestros problemas sin miedo a que nos juzguen.
Estas ventajas y buenos resultados de los noreuropeos se deben a que se toman el tiempo de tratar los problemas que en otras partes del mundo ignoran como secundarios. Aunque las matemáticas y las letras son clave, saber vivir junto a los demás es fundamental.
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