Cuando es pequeño no se da cuenta de lo afortunado que es al poder tener un techo bajo el cual refugiarse a diario, comida para alimentarse, ropa que ponerse y por sobre todo personas que se preocupan de nuestro bienestar.
La familias no son perfectas y solo el tiempo nos ayudará a entenderlo, aceptarlo y sacarle el máximo provecho a la situación que cada uno debe vivir. Muchos niños viven el duro momento en que sus padres se separan y la familia se derrumba poco a poco, pero con el tiempo todo mejora y se puede sacar lo mejor de uno en situaciones extremas o chocantes como esta.
Es posible dejar atrás los malos momentos, las peleas y las dificultades para lograr vivir en armonía. Independiente de cuál sea tu tipo de familia, todas tienen problemas, pero se deben afrontar para salir adelante y ofrecerle a sus miembros amor, respeto, apoyo, consejos y sobre todo ayuda para cuando la necesiten.
La lucha no es para personas débiles o cobardes y mantener una familia unida requiere de mucha fortaleza. Los malos momentos nos endurecen, nos hacen madurar y saber cómo afrontarlos de aquí en adelante, incluso cuando formemos nuestra propia familia.
Amar al grupo familiar pese a sus errores es difícil, pero no imposible. Con la familia somos todo y sin ella somos nada, dependemos de ellos para aprender de lo más básico hasta lo más grandioso y cuando alguno de ellos muere, quedan sus recuerdos, enseñanzas y amor, ese es su legado.
Atrévete a aceptar y querer a tu familia, todos necesitamos de ese amor incondicional.
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