“Nunca soñé que sería capaz. No me enorgullezco de eso, pero al menos sé que él no podrá lastimar a nadie más. No soy una mala persona, pero sé que hice algo malo. Nunca lo he negado y me han castigado. Nunca volvería a matar. No me veo a mí misma como una asesina”, dijo Sarah Sands tras salir de la cárcel luego de cumplir una condena desde el 2015.
El año 2014, Sarah se enteró de que su vecino Michael Pleasted de 77 años había abusado de su hijo.
“Hice lo que cualquier madre haría” dijo Sarah tras salir de prisión al cumplir condena por matar a Pleasted.
La imagen anterior corresponde al día en que Sands fue declarada culpable de matar a su vecino.
El anciano, tenía 24 condenas por abusos sexuales y había cambiado de nombre para no ser reconocido y seguir cometiendo sus delitos.
“Nunca soñé que sería capaz. No me enorgullezco de eso, pero al menos sé que no puede lastimar a nadie más. No soy una mala persona pero sé que hice algo malo. Nunca lo he negado y me han castigado. Nunca volvería a matar. No me veo a mí mismo como un asesino. Pero no me arrepiento de lo que hice. Era una madre desesperada por proteger a mis hijos”.
–confiesa Sarah el medio The Sun–
La mujer, que tiene 5 hijos, se enteró a inicios del 2014 que su vecino había abusado de su hijo Bradley de 12 años, a quien le anciano se habría acercado para ofrecerle trabajo en una tienda donde él era voluntario.
Sarah comunicó la situación a las autoridades, la policía y los servicios sociales pero nadie le hizo caso.
Tras esto, Bradley comenzó a perder interés en el trabajo y a los pocos días de esto, Sarah se enteró de que su vecino había abusado de dos niños que ella conocía. Su hijo Bradley, negó que el anciano había abusado de él.
Al tiempo, Bradley no pudo más con la situación y confesó que su vecino había abusado de él.
La policía supo todo lo sucedido, pero dejaron ir a casa a Mick sin una condena y libre para seguir actuando y abusando de niños, por eso Sarah decidió hacer justicia con sus propias manos.
“Lo encontré tirándose del cabello, meciéndose, temblando y llorando. Seguía diciendo: ‘Debería habértelo dicho antes, eso podría haberle impedido tener a esos chicos más jóvenes’. Fue atacado en la tienda y en su casa. Me sentí enferma y con el corazón roto.
Bebí dos botellas de vino, volví a mi antiguo piso y me arrodillé en el suelo sosteniendo una foto de los niños, gritando. No había podido llorar antes, porque Bradley siempre estaba cerca. La culpa que sentía por no protegerlo me abrumaba. Fue entonces cuando tomé el cuchillo y fui a casa de Mick.
Quería persuadirlo de que se declarara culpable para que Bradley no tuviera que testificar. Mick abrió la puerta y sonrió. Era arrogante y brusco. Él no me escuchaba. El estaba frio. Un hombre diferente al que había sido mi amigable vecino. Lo golpeé en su frente con el cuchillo y él me agarró. Perdí el control. No podía dejar que nadie más saliera lastimado, alguien tenía que proteger a la gente “.
–relata Sarah a The Sun–
Con un cuchillo de cocina, Sarah apuñaló al hombre en 8 ocasiones.
En tanto, Bradley hoy tiene 19 años y ha dejado el anonimato para contar su historia. Además el joven ayudó a su madre a escribir el libro “Loss of Control” (Pérdida de control).
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