Sus padres adoptivos pensaron que era normal para su edad hasta que el médico les dijo algo que los destrozó.
Esta es la historia de Teresa y del hijo que adoptó en Rusia. Se llama Víctor y llegó a sus brazos cuando apenas era un bebé. Al pasar los años, notaron que su comportamiento era extraño para ser tan pequeño. Y todo fue aumentando a medida que crecía.
Estaba siempre irritable, hiperactivo, tenía dificultades para aprender y era incapaz de detectar los colores. Esos eran sólo algunos de los síntomas que su hijo presentaba a diario.
Cuando Víctor cumplió 7 años, se le realizaron múltiples exámenes médicos hasta que descubrieron que tenía el Síndrome Alcohólico Fetal. Lamentablemente, y por sus características, no tiene cura y es provocado por el consumo de alcohol durante el embarazo.
El inesperado resultado provocó en Teresa que se sintiera engañada. Ella señala que los informes de adopción no declaran ningún síndrome o enfermedad. Y el diagnóstico fue más devastador aún para la familia al saber que lo que padece su hijo no tiene cura pero sí tratamiento. Se apunta a estimular en Víctor, sus habilidades cognitivas y sociales.
La mayoría de los niños que desertan de la escuela o que incluso tienen adicciones en la adolescencia, pudieran haber desarrollado esta condición por embarazos marcados por el consumo de alcohol y/o drogas por parte de la madre.
Aún no existe un tratamiento certero, pero los médicos aseguran que si se detecta tempranamente el síndrome, existen más posibilidades de que el niño logre desarrollarse normalmente.
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