Los estudios lo demuestran: la inteligencia se hereda de las madres.
Así que muchos de los estereotipos de género que han durado siglos quizás estén por derribarse completamente, ya que, según la ciencia, si eres inteligente, entonces debes darle las gracias a tu madre ya que es ella la encargada de transmitir los genes relacionados con la inteligencia a sus hijos.
Se cree que un 40 a 60% de la inteligencia se hereda por lo que las Investigaciones han demostrado que los niños tienen mayores probabilidades de heredarla de la madre ya que, justamente los genes de la inteligencia se encuentran en el cromosoma X.
Estudios recientes realizados en ratones, se descubrió que aquellos que tenían una dosis extra de genes maternos, habían desarrollado una cabeza y un cerebro más grandes pero un cuerpo pequeño. A diferencia de aquellos que tenían una dosis extra de genes paternos, eran todo lo contrario.
Al madurar los embriones, las células que tenían los genes paternos se acumularon en áreas encargadas de fomentar la supervivencia y a funciones como la reproducción, la alimentación y la agresividad.
Tampoco pudieron encontrar ninguna célula paterna en la corteza cerebral, que es donde se desarrollan las funciones cognitivas más avanzadas (la inteligencia, el lenguaje, el pensamiento y la planificación).
Pero la inteligencia no es únicamente genética. Según algunos estudios, se descubrió que la madre desempeña un rol mucho más importante en el desarrollo intelectual de sus hijos y lo hacía a través del contacto físico y emocional. De allí que se diga el apego está íntimamente relacionado a la inteligencia.
Entonces, una parte de la inteligencia dependerá del entorno y la estimulación, además de las características individuales.
Es importante estimular la inteligencia y alimentarla durante el desarrollo del niño a través de nuevos retos que representen un permanente desafío.
En todo caso, diga lo que diga la genética, como padres no deben desanimarse porque también contribuyen en el desarrollo de sus hijos al acompañarlos emocionalmente y convirtiéndose en el modelo a seguir. La inteligencia es importante, pero no determinante.
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