Lo Amarraron Por Meses Hasta Que Tuvo Una Profunda Herida En El Cuello. Debió Comerse La Cuerda Para Escapar

Compartir en Facebook

Nuestro instinto de supervivencia logra que hagamos las cosas más increíbles. Y no sólo cuando de humanos se trata, pues los animales son reconocidos por hacer las más grandes proezas para sobrevivir a diario.

Publicidad

Por ejemplo, este perrito que pasó largo tiempo amarrado y con una profunda herida en el cuello debido al roce de la misma soga. Un día decidió que la única opción para continuar viviendo era escapar, por lo que decidió comerse la cuerda que lo mantenía atado.

Había algo extraño sucediendo en el patio trasero de la casa de Lauren Sullivan, ubicada en Charotte (Carolina del Norte). Sus tres perros estaban rodeando algo, y se veían muy curiosos olfateando.

Cuando su dueña se acercó, descubrió a un animal escondido y en muy mal estado. Al comienzo pensó que se trataba de un coyote, pues lucía salvaje y desnutrido.

“Tenía miedo, pero al mismo tiempo, intentaba decir que necesitaba ayuda porque estaba gimiendo”, le contó Lauren a los medios. Así fue como decidió ayudarlo: entro a sus perros a la casa, y le dejó un recipiente con coida y otro con agua lo más cerca que pudo.

Cuando fue a ver si había aparecido, sólo descubrió los recipientes vacíos y una pequeña sombra aún escondida.

Cuando Sean, el esposo de Lauren llegó a la casa, lograron confirmar que efectivamente era solo un perro muy desnutrido y maltratado, que gruñía cada vez que alguien se trataba de acercar.

La mujer describía que veía algo como un collar en su cuello, así que buscaron una correa para amarrarlo. pero pronto descubrieron que no era un collar sino su propia carne rasgada.

“En ese momento comencé a llorar, y Sean me dijo que me calmara y lo lleváramos al veterinario de emergencia”, cuenta Sullivan.

Pero la pareja creía que el rescate no iba a ser fácil.

Sean tomó una sábana y se la arrojó con cuidado. La pareja esperaba que el animal reaccionara de la peor forma posible, intentando morderlos incluso, pero el asustado perrito ni siquiera se movió. “Había renunciado a la vida en ese momento”, pensó la mujer.

Después de ello, todo fue más sencillo: en una caja para perros, lo llevaron al veterinario y en el camino lo bautizaron como Tobie.

La lesión en el cuello de Tobie resultó ser bastante grave, pues era profunda y estaba infectada. Por suerte, con cirugía y tratamiento podría recuperarse. El veterinario concluyó que la herida había sido causada por una cuerda que lo mantuvo atado por varios meses.

Cuando descubrieron rastros de cuerda en su excremento, entendieron cómo había llegado hasta allá: se había escapado del cautiverio comiendo la cuerda que lo amarraba.

La cirugía fue exitosa, y la pareja ia a visitar a Tobie todos los días para saber de su evolución. Ya sabían que sería un nuevo miembro de la familia cuando pudiera volver a casa.

“Tres o cuatro días después de que lo trajimos, ya estaba meneando su cola por primera vez”, cuenta Lauren.

Pronto se integró, haciéndose amigo de los demás perros de la casa. Se adaptó muy rápido y pronto era como si siempre hubiera sabido lo que es vivir en un hogar amoroso.

Han pasado 9 meses desde su rescate, y hoy se encuentra rodeado de amor y cuidados.

¡Se ve realmente feliz!


Publicidad