Tras todos los escándalos misóginos y sexuales de Donald Trump, la primera dama se ha vuelto empoderada. En lugar de crear una polémica y renunciar a sus labores, tomó las cosas por el timón: decidió irse a cambiar sola en el avión presidencial, con destino a Mar a Lago. Y allá estuvo por unos días, luego de lo sucedido con la actriz porno Stormy Daniels.
Ahora ha vuelto recargada.
Desde el primer día en la Casa Blanca, era evidente que la pareja se llevaba bastante mal, y que Trump realmente nunca la trató de lo mejor. Bastaba ver que mientras Barack Obama tomaba por la espalda a su mujer y la incluía siempre primero, el nuevo Presidente dejaba todo el tiempo atrás a Melania, como si no le interesara que estuviera presente.
Pero la venganza es dulce: ahora, cada vez que Trump intenta hacerse el lindo con Melania frente a las cámaras, ella lo rechaza de la forma más épica posible. Ni siquiera le interesa disimularlo.
La primera vez que esto ocurrió fue durante la visita de estado a Israel: cuando se bajaron del avión, Trump estiró su mano hacia atrás para tomas la de Melania y ella se negó.
Pero ahora fue aún más divertido. Emmanuel Macron, el presidente de Francia, y su esposa Brigitte, aterrizaron en Washington para ser la primera visita internacional que recibe el matrimonio Trump en el mando.
Cuando estaban los cuatro sacándose la foto oficial, Trump pensó que era oportuno ponerse cariñoso con Melania, y comenzó a estirar los dedos hacia la mano de su esposa. Primero el meñique, tanteando terreno. Después los otros dedos, por si Melania no se había dado cuenta.
Ella mantiene rígida la mano, sutilmente (o quizás no tanto) y decide tomar distancia con su cuerpo, manteniendo una cara de funeral a todo momento.
Trump trying to hold Melania’s hand reminds me of Pepé le Pew chasing a bewildered Le Cat. pic.twitter.com/ZlhbtAJDuH
— laney (@misslaneym) April 24, 2018
Y si miras bien el video, incluso Melania le hace una mueca tipo ventrílocuo que se notó hasta en China, diciéndole que la deje en paz. Trump, incómodo por la situación, primero mira hacia abajo para juntar valor, y luego trata de disimularlo saludando a los presentes.
Incluso dice “gracias” ¿Se lo habrá dicho a ella? “Gracias por tomar mi mano”.
Quizás qué le habrá pasado a Donald, que de pronto se puso amoroso. Quizás tiene que ver con celos, pues apenas unos minutos antes de esa escena, Melania se mostró como una diva frente al presidente Macron, que quedó absolutamente encantado con ella luego de besarle la mano.
Además, cómo no estarlo si la mujer lucía estupenda. Se supone que en visitas de estado, ninguna de las dos primeras damas debe lucir tan llamativa para no opacar a la otra, pero esto a Melania no le importó.
La señora Trump vistió un traje blanco de dos piezas del diseñador Michael Kors, que vale más de 2 mil dólares. Y el objeto que se robó toda la atención fue ese espectacular sombrero de Hervé Pierre.
Brigitte, por su parte, escogió un diseño atemporal y clásico de Chanel.
Trump ya no tiene vuelta: de todas formas insiste en dejar atrás a Melania y a tratar de usarla para cuando él la necesita. Pero ahora Melania se ha puesto los filosos tacos del poder, y están dispuesto a caminar por la cara de Donald.
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