No es novedad escuchar que una madre siempre hará hasta lo imposible por proteger a sus hijos . Ellas son capaces de hacer cualquier cosa que esté a su alcance para mantener a salvo a sus retoños, sin importar que eso implique un gran dolor físico, grandes lesiones o marcas que quedarán de por vida. Es lo que le sucedió a una joven de 23 años y su bebé de apenas cuatro meses quienes vivieron un momento agónico durante una gran tormenta mientras realizaban un viaje por carretera.
as fotografías san cuenta de lo sucedido al cuerpo de la australiana Fiona Simpson que quedó completamente herido después de atravesar por una tormenta de granizo junto a su hija y a su abuela, las mujeres se encontraban de viaje desde Nanango por la autopista D’Aguilar hasta su casa, cuando bolas del porte de una pelota de ping-pong comenzaron a caer del cielo.
La madre no escuchó las advertencias, por lo que en un momento notó que no podía seguir conduciendo con esas condiciones climáticas. “No estaba conduciendo rápido porque no podía ver muy bien. No podía ver delante de mí, ni siquiera podía ver la línea en la carretera“, dijo Fiona a ABC.
Explica que lo siguiente que escuchó fue una gran explosión y desde ese momento supo que debía proteger a su bebé.
“La lluvia (granizos) comenzó a entrar porque la ventana de atrás, donde estaba mi hija, estaba rota“, recordó Fiona. “Daba mucho miedo, pero no había tiempo para tener miedo… todo sucedió tan rápido”.
Sin siquiera dudarlo, la madre saltó a la parte trasera de su auto y actuó como un escudo humano para su bebé. “Salté sobre el asiento trasero, sobre el asiento del carro, sosteniendo mi cuerpo sobre el de ella”, dijo. “Miré hacia abajo y pude ver que ella estaba gritando, pero ni siquiera podía escucharla, así de fuerte era”.
Como era de esperar, el parabrisas del vehículo también sufrió la furia de los grandes granizos y colapsó. La joven de 23 años trató de ayudar a su abuela, pero todo era muy complejo. Cuando la tormenta terminó, la mujer condujo su dañado coche hasta casa en donde a punta de gritos de auxilio logró que vecinos llamaran a una ambulancia para revisarlas.
Fiona no se había dado cuenta de cómo había quedado su espalda, pero una vez que llegó la ayuda, quedó en shock y comenzó a sentir hormigueo en todo su cuerpo, “no fue hasta que entré en la ambulancia que me di cuenta que de no haberlo hecho, ella (la bebé) podría haber sido gravemente herida o asesinada, cualquier cosa podría haber ocurrido”, exclamó la mujer a ABC.
La abuela de Fiona pasó la noche en el hospital para tratar su brazo izquierdo, que fue el más lastimado, mientras que Fiona quedó casi con la totalidad de su cuerpo con grandes hematomas. Clara, la bebé, sólo tuvo unos cuantos golpes pequeños. Aunque se ve que fue un momento muy doloroso para la joven madre, asegura que no dudaría en hacerlo nuevamente.
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