Ser un niño en situación de calle es prácticamente estar destinado a la pobreza y al abandono. Usualmente vienen de hogares pobres que no aguantaron las inclemencias del sistema y arrastraron a sus hijos al abismo, exponiéndolos al abuso y las drogas o el alcohol. Algunos de ellos, sin embargo, logran alcanzar oportunidades de las que se agarran como si su vida dependiera de ello. Porque así es.
Yohana Mercado es una joven argentina de 23 años que está por graduarse de abogada tras vivir toda su infancia en la calle.
Luego de que, hace más de 11 años, un reportaje de El Clarín diera a conocer su historia, Yohana se hizo conocida. Cuando era apenas una niña, caminaba 30 cuadras todos los días para poder asistir a la escuela en Córdoba. Todo por iniciativa propia, pues sus padres no la alentaban ni a ella ni a sus otras 5 hermanas.
Aunque la niña nunca le contó a nadie sobre su precaria situación, las maestras pronto se dieron cuenta: iba sola a clases, usaba una bolsa como mochila y llevaba dos zapatillas de un mismo pie.
“Nunca se los dije, porque en la escuela yo me sentía relajada. No me quería acordar de nada. Era mi momento de dispersión. Pero ellas se dieron cuenta. Una vez, una amiga me prestó su pantalón, porque el mío estaba muy sucio”, cuenta Yohana.
La niña casi no faltaba a la escuela y tenía excelentes notas, así que la nombraron la escolta de la bandera en la escuela Grecia, y el entonces gobernador de la provincia -Juan Manuel de la Sota- le regaló una casa apenas días antes de la nochebuena de 2006. Su madre, sin embargo, pronto terminaría perdiendo el inmueble.
Las cosas no iban nada bien: su padre cometió un delito del que Yohana prefiere no acordarse, y quedó preso. Su madre recibió una orden de alejamiento por parte de ella y sus hermanas para dejar de ser víctimas de su violencia.
Así, las hermanas vivían en institutos de menores. Aunque separadas, jamás perdieron contacto.
Pese al ambiente hostil en el que estaba, Yohana continuó sus estudios y está a días de graduarse de abogada.
“Teníamos que ser siete hermanas, pero una murió en la panza de mi mamá por mala praxis, y eso me hizo saber que quería ser abogada. Porque muchas mujeres pobres pasan por lo mismo y nadie las defiende. Quiero dedicarme a lo penal juvenil”, asegura la joven.
Yohana hoy se encuentra concentrada en aprobar sus exámenes y en mantenerse tranquila para cuidar su embarazo. Su hijo se llamará Augusto. Dará a luz en septiembre y seguirá estudiando gracias a la ayuda de sus amigas, con quienes arrienda una vivienda.
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