Cuando apenas tenía dos años, su actividad favorita era beber café y fumar. Pero Rapi Ananda Pamungkas no necesitaba consumir cafeína para prender un cigarrillo. De hecho, lo hacía a diario, en pasillos, conversaciones interrumpidas por su incapacidad de comunicarse correctamente, e incluso como compañía mientras hojeaba una revista.
Sus padres le dicen Rap, y ellos saben que ama tener un cigarrillo encendido entre sus labios, que usualmente va seguido de otro y otro más.
Comienzo vertiginoso
Rapi comenzó este año con el vicio: apenas caminando por su corta edad, esperaba afuera del puesto de comida que tiene su madre en Subukami (Indonesia) hasta que ella terminara de trabajar. Mientras la mujer atendía a los clientes y servía platillos a una frenética velocidad, Rap tomaba colillas sucias del piso se las metía a la boca.
Así, descubrió una suerte de placer inusitado que lo acompaña hasta hoy.
Fue un hábito que escaló rápido: al poco tiempo, el niño le pedía cigarros encendidos a los adultos y, si no se los daban, él se ponía incontrolablemente agresivo. Determinada a calmarlo, la mujer de 35 años le comenzó a comprar cigarrillos sólo para mantener tranquilo al pequeño Rap.
“Mi hijo suele fumar mientras bebe café y come pastel, lo ha estado haciendo por casi dos meses. Si no le doy un cigarrillo, se pone muy agresivo”, le contó la mujer a un medio local.
Pronto la noticia se hizo viral y llegó a medios de todo el país, donde los doctores se enteraron de que este muchacho que apenas comprende el mundo, no concibe estar sin un cigarrillo en la boca y otro en la oreja esperando a ser encendido.
Un equipo médico del gobierno fueron hasta la casa del menor hace unos días y revisaron a Rap, dándose cuenta de que aún era posible rehabilitarlo del terrible tabaquismo infantil.
Buscando un tratamiento con urgencia
El equipo gubernamental le dio a la familia de Rapi una gran cantidad de cajas con bizcochos y leche instantánea que debería alcanzarle por al menos un año al menor mientras supera su adicción. Además, instruyeron a su madre sobre los males del tabaquismo y se le exigió que siempre que su hijo le pidiera un cigarro, ella le mostrara unas láminas bastante gráficas sobre las consecuencias del tabaquismo.
También le regalaron una gran cantidad de juguetes para que se pueda mantener ocupado mientras buscan algún deporte en el que el pequeño se pueda involucrar a su corta edad, y así comenzar a despejar sus vías respiratorias.
El recién pasado 20 de agosto, la madre de Rap aseguraba que su hijo “no ha fumado en dos días. En un principio estaba temerosa por no permitirle fumar. Esta mañana fui al mercado, y Rapi no hizo un escándalo para pedirme cigarrillos y café. Durante dos días, él no me ha pedido nada de eso, sigue mirando los cigarrillos del piso, pero no los recoge”.
Aquel mismo día, la cabecilla del Centro de Salud Pública de Cibadak, Maman Surahman, aseguró que ellos como equipo eran responsables de la nutrición y mejora del menor. Y en ese estatus, informó que desde que empezaron el tratamiento, ha mejorado bastante su condición y la adicción se ha ido.
Junto con ello, también recalcó lo importante que es educar a los padres sobre los riesgos del tabaco y que eduquen a sus niños aunque sea desde el miedo.
“Cuando los niños piden cigarrillos, deben mostrarles imágenes que los asusten, esto atemorizará a los niños: imágenes de esqueletos, gargantas perforadas, cosas así. Con esto, los chicos dejarán gradualmente el cigarrillo”, indicó Surahman.
Más allá de los virales
Hace algunos años, el mundo se retorcía de la risa viendo el caso de un niño que fumaba 40 cigarrillos al día. Incluso circuló que el gobierno le había pagado un tratamiento al niño para que pudiera dejar su vicio, pero la información real sobre este caso es muy poca.
Pero el tabaquismo infantil es un problema serio en los países más pobres, donde es visto como una amenaza menor: según la OMS, en los países donde los problemas de la población incluyen la falta de agua potable, la sobrepoblación, la pobreza y las enfermedades infecciosas, el tabaquismo es una amenaza menor.
Pero existen casi 1.250 millones de fumadores en todo el mundo, y cada día comienzan a fumar entre 82 mil y 99 mil jóvenes. Y un porcentaje importante de ellos tiene menor de 10 años de edad.
En algunos países de África, según informa la OMS, incluso se reparten cigarrillos gratuitos entre niños jóvenes.
La crisis del tabaquismo es un problema mundial del que debemos hacernos cargo todos, como sociedad.
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