Los hombres no solo suelen construir, pues con sus manos usualmente también destruyen. Y bastante. Es que las ambiciones del mundo actual, sediento de poder y por la conquista de mercados inexplorados, hace que hayamos sido azotados por un flagelo que nos perjudica a todos: la contaminación.
Y esto es justamente lo que ha amenazado la supervivencia de muchas especies de nuestra amada Tierra, incluyendo la humana. Por ejemplo, hoy te presentamos el aso de una tribu indígena de Perú que vive en la Amazonia, y que está padeciendo de una grave intoxicación de mercurio que ha acabado con la vida de varias personas.
Los Nahua son una tribu que recién a mediados de los años ochenta entró en contacto con la civilización, lo que hizo que la mitad de su población falleciera debido a las enfermedades infecciosas y respiratorias que contrajeron luego del contacto, y para las que no tenían un sistema inmune preparado.
Hoy, los Nahua son una tribu de unas 500 personas que viven en un aislamiento voluntario, pero que deben convivir con uno de los 10 contaminantes más peligrosos del mundo -según el criterio de la OMS-: el mercurio.
La toxicidad del mercurio depende de su exposición y el tipo de sustancia en específico, pues el metilmercurio es uno de los más peligrosos y las personas pueden ser expuestas a él a través del consumo de mariscos y pescados.
Pero la causa detrás del envenenamiento del pueblo Nahua no es la minería artesanal, sino la contaminación de los suelos de parte de las empresas gasíferas que hacen su vida en la Amazonía peruana.
Ellos han dañado el hábitat de la tribu y la han afectado, debido a los altos niveles de mercurio con los que tienen que convivir. De hecho, ya se han realizado varias campañas para salvaguardar la Amazonía de la destrucción humana.
En 2014 ocurrió un caso emblemático: un bebé de 6 meses fue diagnosticado con neumonía y llevado a una clínica privada limeña, donde determinaron que el pequeño padecía también de anemia y poseía altos niveles de mercurio en su sangre.
Tal y como él, muchos niños, ancianos y adultos se han visto afectados por la contaminación. Sus vidas hoy corren peligro.
“Necesitamos ayuda, queremos que nos ayuden, necesitamos que alguien nos ayude. Muchos están preocupados, pero nadie ha hecho nada para detener esta intoxicación. Se han olvidado de nosotros”, señaló uno de sus habitantes.
Esto es una muestra más de cómo las garras del hombre capitalista pueden llegar tan lejos hasta poner en riesgo la vida de seres humanos, sin importarle las consecuencias
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