En algunos países, ingresar a la universidad es gratis, por lo que llegar a esa instancia no es tan difícil. Incluso si en el país se debe pagar la colegiatura, podría ser que tu familia tenga el dinero suficiente para pagar el costo del arancel universitario, pero, desafortunadamente, no es el caso de todos, ya que muchos jóvenes que desean entrar a la universidad tienen que hacer tremendos sacrificios para poder estudiar.
Precisamente, ese es el caso de Abubakar Abdul Mumin, un joven ghanés de 27 años que se ha convertido en una verdadera fuente de inspiración para muchos jóvenes que ni siquiera saben lo que quieren en la vida.
Abubakar es un estudiante ejemplar de la Universidad Técnica de Tamale que invierte la mayor cantidad de su tiempo en vender cocos y hacer trabajos de poca paga para poder pagar la mensualidad y costear los gastos en general.
“Cuando tengo otras oportunidades en vacaciones cortas, vendo coco y apoyo mi educación. Comencé a vender cuando tenía 19 años. Nunca me avergüenzo cuando las personas me desprecian por lo que hago. Soy fuerte. Las opiniones de las personas no me desaniman porque sé quién soy” , dice el joven.
El sacrificado joven partió el negocio a los 19 años y ocho años después de eso, cuenta que ya terminó tres años de la carrera de Estadísticas, sobresaliendo por su gran dedicación y buenas notas. Aparte de su gran compromiso co el lado académico, además destaca por su solidaridad y bondad.
“Siempre estoy leyendo y aprendiendo cosas nuevas para dominar el curso. Durante mis largas vacaciones, tomo tiempo para enseñar matemáticas en la Escuela Secundaria Yepeligu. Lo he hecho durante tres años y lo hago gratis“, relata agregando que cuando él fue a la escuela su colegio no tenía profesor de matemáticos y no quiere que las nuevas generaciones pasen por lo mismo”.
El joven tiene una meta y es poder ayudar a las personas de su pueblo y mejorar la calidad de vida de sus habitantes: “quiero aprender lo más que pueda y alcanzar mis metas. Mi objetivo es tener un gran impacto en mi gente en el norte y en Ghana. Yo quiero enseñar. También quiero ayudar a mi distrito con mi educación en estadísticas y compilar datos que se han pasado por alto acerca de mi gente”.
Debido a su espíritu de superación y gran determinación e inteligencia ha llegado más lejos de lo que jamás pensó, no siente avergüenza de lo que hace ni de lo que hará en futuro para costear su educación.
El gran hombre tiene clara su meta y no se rendirá hasta lograrla.
“Me he mantenido y he pagado todas mis cuotas escolares durante tres años a través de la venta. Me mudo de Tamale a otras regiones para vender. A veces, durante dos meses, me quedo con mis amigos en esas áreas y luego, cuando tengo suficiente, vuelvo a la escuela. Quiero graduarme con una buena calificación, actualmente estoy en segunda clase superior y me siento orgulloso. Un día lo haré. Ahora, he ahorrado lo suficiente para comprar mis libros y pagar otras cuotas. Regresaré a la escuela a mediados de enero y completaré mi escuela. Creo que el futuro es cómo eliges hacerlo”, terminó diciendo.
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