Hemos escuchado mucho sobre el conflicto de Medio Oriente y sus distintas aristas y dentro de ellas, se encuentran los yazidíes quienes forman parte de una religión de minoría de la zona de guerra, motivo que los ha hecho protagonistas de la persecución por parte del temible Estado Islámico. La población de los yazidíes cuenta con más de 700.000 personas que en su mayoría provienen de Irak, quienes basan su religión en la creencia de siete ángeles creados por Dios, destacando entre todos ellos a Malak Tawus, ángel que tanto para los cristianos y musulmanes representa la encarnación del diablo en la Tierra.
En la actualidad lo llamados “adoradores del diablo”,nombre que ha sido puesto por el grupo terrorista, son buscados incansablemente por los integrantes del ISIS, quienes los consideran infieles por pertenecer a una religión minoritaria y por rehusarse a convertirse al Islam, como ellos.
Cada día , jóvenes, adultos y ancianos mueren a manos de quienes actualmente llevan a cabo uno de los exterminios más crueles de los que hemos sido testigos.
En este régimen de muerte y exterminio, los hombres son capturados, asesinados y posteriormente arrojados a fosas comunes,pero los niños son conservados para conducirlos al camino del Islam y las mujeres son capturadas para su comercio, sí, se venden al mejor postor, quienes pagan altos precios por ellas, sobre todo si son vírgenes.
Nadia Murad dice : “Yo seré la última”
La historia de Nadia Murad empieza el día 3 de agosto del año 2014,cuando el Estado Islámico atacó una aldea iraquí en Sinjar, lugar en donde habitaba una población de familias yazidíes. Fue en ese lugar en donde los integrantes del grupo terrorista les presentaron una disyuntiva a los hombres: convertirse al Islam o ser asesinados. Para Nadia Murad y las mujeres más jóvenes que habitaban la aldea no hubo ofrecimiento. Fueron capturadas y forzadas a subir a un autobús en el que se encontraban otras mujeres, de todas las edades y su destino era ser vendidas como esclavas sexuales a quien ofreciera más dinero por ellas.
En esa terrible jornada, al rededor de 3.000 personas, entre ellos los hermanos y la madre de Murad, fueron ejecutados por los combatientes del “El” y sus cuerpos fueron encontrados meses después en fosas comunes y repartidos entre varios metros de distancia.
“Les pregunté ¿por qué hacían eso con nosotros? ¿Por qué mataron a nuestros hombres? ¿Por qué nos violan violentamente? Me contestaron: ‘Los yazidíes son infieles, no son un pueblo de las escrituras. Ahora ustedes son botín de guerra. Se merecen esto, ustedes son infieles. Los yazidíes deben ser destruidos‘”.
Al subir al bus que la capturó, Nadia vio al rededor de 150 niñas, entre quienes se encontraban pequeñas de tan sólo 12 años de edad. Los terroristas las dividieron en grupos y las transportaron hasta el cuartel de Mosul, en Irak. A pesar de que nadie les había dicho a donde las llevaban, todas sabían que en el lugar de destino sólo hallarían miseria. La descripción es terrible, pues las más pequeñas se sujetaban de las más grandes, mientras los hombres tocaban sus senos y frotaban sus barbas en los rostros de las mujeres.
“En el trayecto nos tocaban los senos y frotaban sus barbas en nuestra cara. No sabíamos si nos iban a matar o qué harían con nosotras. Pero nos dimos cuenta de que nada bueno nos iba a pasar, porque ya habían matado a los hombres y a las ancianas y habían secuestrado a los niños”.
Al llegar a su destino, las niñas, jóvenes y mujeres, todas yazidíes, fueron dispuestas en filas mientras hombres de todas las edades, las elegían y las compraban para posteriormente llevarlas hacia otro lugares y disponer de ellas a su voluntad. Algunas eran devueltas a la hora después, otras nunca regresaban.
Cuando compraron a Nadia, fue obligada a acercarse hasta un hombre gordo quien de la mano la llevó a otro piso, sin embargo fue detenida por otro sujeto, quien aseguró que podía comprarla por más dinero. A pesar del cambio ocurrido, su destino fue el mismo: la sobreviviente fue llevada hacia otro lugar en donde fue violada repetida y violentamente.
“El más delgado me llevo a su lugar, tenía guardaespaldas. Me violó, fue muy doloroso. En ese momento me di cuenta de que habría sufrido igual, no importa quién me hubiera llevado”.
Nadia se armó de valor e intentó escapar de su captor, quien la hacía rezar para posteriormente violarla salvajemente, sin embargo fue atrapada y castigada por seis hombres, quienes la violaron en grupo hasta dejarla prácticamente inconsciente.
“En un momento dado, sólo había violaciones, nada más. Eso se convirtió en mi día a día”.
Milagrosamente, puso escapar utilizando los ropajes que eran entregados a las esclavas, y llegó a una casa en donde pidió ayuda. Afortunadamente, eran personas que no pertenecían a “El”, por lo que la ayudaron entregándole una identificación falsa y un velo para cubrir su rostro, para posteriormente llevarla hasta la frontera de Kurdistán, en donde encontró su libertad.
En la actualidad, y aunque lleva más de tres años, relatando los horrores vividos en los cuarteles del Estado Islámico, Nadia Murad, una de las pocas sobrevivientes, sigue sin hallar justicia.
Hoy junto a su representante legal, Amal Clooney, continúan recorriendo el mundo y estremeciendo a la población con su relato, el cual no ha logrado generar consecuencias favorables para quienes continúan presos y siendo sometidos a los horrores del ISIS.
“Todo el mundo sabe lo que es Estado Islámico. Me escuchan con atención pero no prometen nada. Dicen que examinarán el caso y verán qué pueden hacer, pero nada ha pasado todavía”,
“Juro por Dios que todos estamos tan cansados. Ya van tres años desde que esto nos pasó… Le pido al mundo que haga algo por nosotros”.
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