El pasado miércoles 14 de febrero, una pesadilla recurrente para Estados Unidos volvió a tener lugar en un colegio de Florida. En un día de San Valentín que parecía como cualquier otro, un joven identificado como Nikolas Cruz (19) entró al establecimiento Marjory Stoneman Douglas High School armado con un rifle y comenzó a disparar contra sus compañeros y profesores.
En medio de la angustia, los hermanos Sam (18) y Matthew Zeif (14) estaban separados en el interior del colegio mientras era atacado por el estudiante, y vivieron terribles momentos de tensión y angustia.
Cruz portaba un poderoso AR-15 y múltiples cargamentos de munición con el que asesinó a 17 personas e hirió a 15. Uno de los fallecidos fue el profesor de geografía Scott Beigel, que terminó muerto al intentar proteger a otros alumnos en la fuga.
Uno de ellos era Matthew. Beigel lo metió a su sala de clase, y con ese simple gesto le salvó la vida antes de recibir él mismo un impacto de bala.
Justo bajo el salón de Matthew, Sam (en la foto superior) vivía momentos de gran nerviosismo mientras se escondía del estudiante armado. Y no sólo temía por él: estaba muy angustiado por su hermanito menor, pues se encontraba más próximo al agresor.
Fue en ese contexto que usaron la tecnología para poder comunicarse y entablar la siguiente conversación:
-¿Estás bien?
-Espero… Te quiero mucho.
-Yo también te quiero.
-Para siempre serás el mejor hermano.
-Saldremos de aquí, lo prometo.
-Sam…
-Sí.
-¿La policía está aquí? Mi profesor murió.
-Sí.
-Y está sentado en la puerta
-Por favor respóndeme.
-¿Estás bien? Sí.
-Sí. Sólo escóndete.
-¿Estás bien, hermano?
-Sí.
-Sí.
-Matthew, estoy afuera del edificio. ¿Has encontrado a los policías?
Mientras Sam ya había podido huir y esperaba a salvo a su hermano menor, el pequeño Matthew seguía en peligro. Todavía pensaba que no saldría vivo del ataque cuando envió estos mensajes a su madre:
Hasta ahora, mi profesor murió. La puerta está abierta. Sólo quiero que sepas que, sin importar lo que pase, eres lo mejor que me ha pasado.
Mami, eres lo mejor que me ha pasado. Sigue viviendo la vida. Llama a la policía, al tercer piso. Ahora.
Y afuera del edificio, Sam continuaba en la angustia total. El terror sólo se disipó cuando pudo volver a ver la cara de su hermano nuevamente, cuando Cruz dejó el local y él pudiera salir. Luego de ese momento, Sam escribió en Twitter:
Lo más terrorífico de todo fue saber que mi hermanito estaba encima de mí y que no podía saber si lo vería de nuevo. Nunca lo traté como realmente merecía. Nunca más haré eso. Ver su rostro afuera del colegio fue el mayor alivio que sentí en mi vida. Mis oraciones a todos.
Recemos por las víctimas y pidamos leyes más estrictas para conseguir armas de este calibre. Y, por supuesto, digámosle a nuestros seres queridos cuánto los amamos.
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