Muchos adultos consideran que es realmente poco probable que un niño, que no tiene “preocupaciones” ni responsabilidades, caiga depresión. Ese es el motivo por el cual la depresión infantil es un gran problema que suele pasar desapercibido.
Sin embargo, las estadísticas indican lo contrario, y que según datos de recientes investigaciones 1 niño de cada 100 y 1 de cada 33 adolescentes sufre de depresión. Lo grave del asunto es que sólo un 25% de los niños y adolescentes con este trastorno son diagnosticados, y lo que es más importante aún, tratados.
Señales de que un niño está con depresión
La distinción entre entre tristeza y una posible depresión infantil es fundamental. Para ello se debe tener en cuenta la frecuencia, intensidad y duración de las conductas, así como el malestar del menor, cómo interfiere en su rutina, si presenta irritabilidad y enfado, poco apetito, problemas para dormir, agitación y síntomas psicofisiológicos o motores.
Factores de Vulnerabilidad
Algunos factores de vulnerabilidad que los llevan a este estado son la falta de habilidades sociales, déficit en la solución de problemas, aislamiento social, autoconcepto negativo, dificultades interpersonales con familiares o compañeros y actitudes disfuncionales con pensamientos de culpa.
La Teoría de indefensión aprendida y depresión infantil dice que para prevenir la depresión infantil, los niños deben sentir que lo que hacen tiene consecuencias esperables a su alrededor y para ellos mismos. Si no aprenden los posibles resultados que existen frente a sus actos y las consecuencias son aleatorias o difusas se encontraran totalmente perdidos.
Si sospechas que tu hijo sufre depresión lo mejor es acudir con un especialista
Estas intervenciones psicológicas tienen como objetivo abordar los factores de riesgo y las conductas problemáticas que se encuentran asociadas a la depresión del niño. Estas terapias no sólo abarcan al niño, también a su familia y su entorno.
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