Podemos anhelar con todas nuestras fuerzas tener un hijo, pero con la maternidad se viene una cierta cantidad de miedos que hacen que pensemos que no somos capaces de cumplir con todo lo que nuestros pequeños necesitan. Sin duda uno de los mayores temores radica en la crianza y la enseñanza, pues siempre es difícil saber si lo estamos haciendo bien o mal.
Es difícil saber si los estamos haciendo buenas personas o no.
Son miedos comunes para cualquier padre o madre, pero siempre importará más que nunca les falte amor. Tus hijos merecen todo el amor que les puedas dar, pues esto le ayudará más que cualquier otra cosa que hagas.
Los niños deben aprender a ser cortés, amables, generosos y respetuosos. Pero además, es igual de importante que los pequeños tengan una buena salud mental y -especialmente- una educación emocional positiva.
Cada persona tiene emociones positivas y negativas. Aunque algunas son especialmente complejas, con trabajo se pueden entender. Para lograrlo, no obstante, la educación emocional desde la niñez es importante.
Cuando educamos en emociones a nuestros hijos, logramos cambiar la química de sus cerebros al darles la posibilidad de controlar su biología. Actualmente, la sociedad cambia a cada minuto y múltiples situaciones pasan. Sin embargo, no debemos verlas como obstáculos sino como herramientas para potenciar la salud mental de nuestros hijos.
Y lo mejor es que hay formas sencillas de hacerlo.
La serotonina es una hormona que regula nuestro estado de ánimo, y que -si tenemos dieta saludable, ejercicio físico y descanso adecuado- podemos ayudar a que nuestro cerebro la produzca. Desde este punto, es fácil concluir que si queremos lograr una buena estabilidad emocional, debemos inculcar hábitos saludables.
Así, evitaremos que el cerebro de nuestro hijo se sobrecargue de energía, causando miedos y estrés.
También sirve enseñarle a tu hijo a sonreír, dejarlo explorar y disfrutar de su niñez. Los juegos infantiles le permiten explorar sus emociones, practicando nuevas formas de sentir, pensar y de actuar. Los juegos lo educan emocionalmente y fomenta el desarrollo de su autoestima.:
Ofrécele un lugar seguro y protegido
Trata de jugar con tu hijo en su cuarto. Intenta no dejarlo jugando solo, pues es mejor si le das tu amor y cariño mientras lo hacen.
Háblale con cariño
Cuando nuestro hijo hace algo mal, lo más probable es que actuemos mal hacia ellos. Este rechazo no les enseña qué está mal, y creen que ellos son los dignos de rechazo y no sus acciones. Entonces, debemos buscar una forma de hacerle saber qué ha hecho mal, para que no merme su autoestima ni ponga en duda nuestros sentimientos hacia él.
Ayuda decir frases como “no está bien lo que has hecho”, en lugar de “eres malo, ya no te quiero”.
Dale tu tiempo y tu interés
Para nuestros hijos, somos todo. Por ello, es importante que les entreguemos una visión cálida e incondicional regalándoles nuestro tiempo y atención.
Publicidad