Un famoso fotógrafo de la época la bautizó con el sobrenombre por el que sería reconocida a nivel mundial: “la Venus asiática de ojos azules” y, es que la belleza de Fawzia Fuad Cecil Beaton, sin duda llamó mucho la atención de esos tiempos hasta el día de hoy.
Siempre fue encantadora y tenía una belleza inigualable. Además, la que fuera última princesa de Egipto fue famosa por haber renunciado a su título real para tener una vida “normal” junto al gran amor de su vida.
Fue la primera hija del Rey Fuad y de su esposa Nazli. La pareja le puso Fawzia porque creían que la “F” le traería felicidad y éxito. De hecho, todos sus hermanos tienen nombres con F: Faiza, Faika y Fathia. Su hermano Farouk fue el que estuvo en el trono eventualmente.
Muy pocos sabían que Fawzia descendía de franceses. Un tatarabuelo había sido oficial de Napoleón y se trasladó a Egipto donde se convirtió al islamismo. Puede ser por ese gen que la princesa fue una mujer hermosa que incluso la comparan con la actriz Vivien Leigh.
Recibió una excelente educación en una universidad de Suiza. Habla inglés y francés a la perfección. Pero al regresar a casa desde Europa vivió casi como prisionera en el palacio debido a las estrictas tradiciones asiáticas. En sus paseos ocasionales debía ser escoltada por varias damas de compañía y guardaespaldas. Con esto sentía que su título real le impedía vivir con libertad.
Al cumplir los 17 años, Fawzia se hizo esposa del príncipe heredero de Irán, Mohammad Reza Pahlavy. Dos años después se convirtió en emperatriz de Irán. Las anécdotas de la época señalan que el traslado a Teherán fue muy complicado debido al equipaje de la princesa que contenía más de 200 vestidos y abrigos de piel, 160 pares de zapatos y numerosos cofres de joyas.
Pero a pesar de estar rodeada de todos esos lujos ella no podía decir que su vida era “fabulosa” porque su suegro se entrometía y controlaba con celo su matrimonio.
Él no dejaba que Fawzia visitara a su familia o que le enviaran regalos. Su matrimonio fue arreglado por un tema netamente político por lo que nunca se vio feliz. Ella encontraba además que Irán más atrasado que Egipto y con el tiempo la pareja dejó de compartir la habitación matrimonial y terminó cuando Fawzia supo de los varios engaños de su esposo.
Fawzia pidió el divorcio y volvió a Egipto sin calcular las terribles consecuencias que traería su decisión. Según la versión oficial, el divorcio se debió a la incapacidad de la emperatriz de dar a luz a un heredero varón. El precio más caro que tuvo que pagar fue dejar a hija de 8 años en Irán por ley.
Pasado un año, Fawzia encontró el amor en un coronel del ejército egipcio llamado Ismail Shirin. Pero antes de la revolución de 1952, su vida pasaba entre lujos y felicidad hasta Abdel Nasser tomó el poder del país y la familia real tuvo que abandonar Egipto.
Si Fawzia quería seguir en Egipto debía tomar la decisión de renunciar a todos sus títulos y privilegios. Ésto la convertiría en uno de los miembros de la realeza en el mundo que pierde su jerarquía en dos ocasiones.
Fawzia vivió en paz junto a Ismail Shirin y a sus dos hijos por 45 años. Murió a los 92 años siendo amada y respetada por todo su pueblo.
Fawzia representa a una mujer decidida, fuerte y muy valiente. Nunca se le escuchó lamentarse por perder su título real y a su fortuna si es significaba tener una vida feliz y tranquila con sus grandes amores: su familia; y viviendo en el país que la vio nacer.
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