La historia del día de hoy trata sobre Richard Turere quien fue una vez un chico Maasai de 13 años de edad con un gran problema con los leones. El dilema era que los leones que merodeaban por el cercano Parque Nacional de Nairobi entraban por la noche en su pueblo de Kenia y mataban a su preciado ganado. Para defenderse, los aldeanos manejaban el problema matando con sus propias manos a los grandes felinos.
Inmediatamente notamos que es una solución comprensible, pero no es la mejor solución al problema de raíz. Es más, estaba lejos de ser la solución. Ya que el turismo de la región vive de las personas que visitan a los leones y la cantidad de dichos animales descendió dramáticamente de 15.000 en el año 2000 a 2.000. Es ahí donde aparece nuestro protagonista, quien ideó una forma de mantener a los leones lejos del ganado sin matarlos. Hace unos dos años, Turere caminaba por su estancia cuando se percató de que los leones le temían a la luz de las linternas. Ellos se alejaban y se mantenían en el límite cuando veían parpadear una luz. Por supuesto pensó: ¿Por qué no crear un sistema automático de luces que parpadeen y los mantengan alejados? Y eso es precisamente lo que hizo .
Turere relata: “Crecí odiando mucho a los leones . Solían venir de noche y alimentarse de nuestro ganado cuando estábamos durmiendo” Sin embargo, el odio no lo movilizó a acabar con la vida de los leones, sino a crear un límite entre ambos que les permitiera sobrevivir y vivir a todos en armonía. Por lo que creó un sistema llamado “Luces del león”, que consiste en poner alrededor del perímetro de su granja luces parpadeantes que apuntaban directamente al límite del territorio con los leones.
Turere puso luces LED al rededor del perímetro del cobertizo del ganado de su familia, las conectó a las luces intermitentes de un vehículo y accionó el sistema de las baterías del auto cargadas por un panel solar.
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