Decidir ser padres es un proceso largo y que puede comenzar mucho antes de la concepción, pues una pareja puede decidir que quiere encaminarse en la gran aventura mucho antes de lograr embarazarse. En ocasiones , existen problemas de fertilidad, a veces hay problemas económicos, etc.. A veces es una razón más simple y tierna, como en el caso de Brooke y Elliott Campbell, en que hay un hijo que todavía está muy pequeño para ser hermano mayor. Finalmente, los niños siempre crecen y es por eso que Brooke y su esposo decidieron que por fin era el momento.
Pensaron que dos años de diferencia era adecuado y Noah, su pequeño hijo, apenas entiende lo que es un bebé, pero estaba muy feliz con la idea de tener un niño con quien jugar.
El problema está en cómo le explicas a un niño de dos años que su hermano murió antes de nacer. Esta historia es triste y comenzó con una trágica hemorragia el 28 de agosto, causada por un desprendimiento prematuro de placenta. Brooke perdió 1.7 litros de sangre (el cuerpo humano tiene entre 4.5 y 5.5 en total).
“Cuando vi el ultrasonido, vi el cuerpo de Darcy sin vida, dentro de mí. No hay palabras para explicar la imagen. Es algo devastador que jamás podré olvidar. Era demasiado tarde para hacer algo. Ya estaba muerto. Estaba en shock y no quería creerlo. Pero mientras esperábamos a la ambulancia en casa, con la cantidad de sangre que estaba perdiendo, no podía sentirlo. Sabía que algo estaba muy mal”.
El cuerpo de Darcy llegó a este mundo con 3.3 kilogramos y 53 centímetros.
“Igual que su hermano. Darcy se veía saludable y hermoso, excepto que no lloraba. Parecía estar dormido. Mi corazón se hizo pedazos, todo lo que quería era escucharlo dar su primer respiro”, Brooke Campbell.
Brooke , en un impulso, le pidió a las enfermeras que lo dejaran sostenerlo y tomaran una foto. Quería tener algo que durara para siempre y que no fuese ese terrible ultrasonido su único recuerdo de Darcy, el pequeño bebé.
Elliott se tomó las noticias aún peor que ella: “Todavía recuerdo el rostro de Elliot cuando entró a la habitación. Yo fui la que le dije, ‘Darcy está muerto. No tiene latidos’. El contestó, ‘no, estás equivocada. ¿Cómo puedes pasar algo así?’ Después cayó al suelo, llorando histérico. Se lo tomó fatal. Tres enfermeras tuvieron que ayudarlo a levantarse”, Brooke Campbell. Cuando su esposo la vio sosteniendo a su hijo muerto, ambos lloraron.
Sólo fueron dos días para tener recuerdos con su hijo. Brooke se recuperó físicamente, pero emocionalmente es una huella que jamás podrá borrarse. La pareja quedó impactada cuando descubrieron la cantidad de personas que piensan que deben superarlo rápidamente, porque es un hijo que “no nació” o que se sienten avergonzadas de hablar sobre su experiencia.
“No tienen que hacerse los fuertes. Busca la ayuda que necesitas. Háblale a tus amigos y a tu familia sobre tu perdida. Encerrarlo dentro de ti sólo lo empeora”, dice Brooke Campbell.
“Estamos tratando de pensar positivo. Queremos tener más bebés y sé que Darcy querría que seamos felices”, Brooke Campbell.
No hay duda de que perder a un bebé es una experiencia imposible de imaginar y nuestros sentimientos están con todos los padres que comparten ese dolor.
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