“Cuando uno ama su profesión puede hacer miles de cosas. No me interesa cuánto haya gastado, sino que mis niños puedan aprender” dice la profesora Aida Careaga que con su dinero mejoró la bioseguridad debido a la pandemia, en la escuela en la que trabaja.
Aida Careaga es una profesora de Tupiza en Bolivia que tiene una verdadera vocación de docente. Ella ama su profesión y a sus alumnos. Hasta ahora daba clases virtuales, pero para volver a las clases presenciales, esta docente invirtió su propio dinero para darle a los niños seguridad de no contagiarse de coronavirus en las aulas.
Ella mandó a hacer barreras distanciadoras para los pupitres y así cumplir con las medidas sanitarias que se exigen para volver a una cierta normalidad en la educación. Lo más increíbles es que todo lo hizo con su dinero.
“Cuando uno ama su profesión puede hacer miles de cosas. No me interesa cuánto haya gastado, sino que mis niños puedan aprender”.
Aida Careaga a RTP Bolivia
Los cubículos tienen firmes barreras de madera y nylon, debido a que el vidrio era más caro. No quiere revelar cuánto gastó en esto ya que sólo espera que sirva para que sus niños puedan volver a las salas de clases.
Su motivación fue el rechazo de las clases a distancia, pues piensa que es mejor que los niños estén con el profesor y este pueda ver si prestas atención o no para asegurarse de que todos aprendan sus materias. Además esto ayudaría que se sientan mejor al poder ver a sus amigos.
Esta profesora está feliz de que sus alumnos vuelvan de a poco a la escuela y está feliz de verlos y compartir con ellos, por eso el dinero invertido para este fin no tiene importancia ahora.
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