Sobresaltado y con ojos llenos de lágrimas, este labrador de color negro alertó de una fuga de gas a sus dueños a eso de las 4 a.m.
A las 4 de la madrugada, Rodrigo Ípperi y Maillén Novoa dormían en su casa cuando notaron que su perro estaba sobresaltado y ladraba temblando y con ojos llorosos. Fue ahí cuando supieron que algo andaba mal.
Ambos salieron a acompañarlo al jardín sin pensar que eso salvaría sus vidas.
Al regresar a la casa notaron el fuerte olor a gas debido a una fuga masiva en uno de los calefactores. José Ignacio, el perro de la pareja se dio cuenta de esto y busco alertarlos.
«Nos sentíamos cansados y nos acostamos temprano, como a las 4 de la madrugada nos despertó el perro muy sobresaltado. Estaba tembloroso, los ojos llorosos y como si algo le estuviera pasando, hacía un ruido raro. Pensando que estaba descompuesto lo sacamos al patio y cuando fuimos a entrar a la casa nos abombó el olor a gas. Abrimos todo, ventilamos, recuerdo que era una madrugada helada, hacía cero grados, pero igualmente cerramos el gas y ventilamos todo, cuando se fue el olor volvimos a acostarnos y le mandamos un mensaje al gasista», expresó Rodrigo.
Al otro día la pareja se despertó aturdida y con dolor de cabeza. Maillén estaba en su última etapa de embarazo y se comenzó a sentir mal, por lo que se fueron al hospital.
«La atendieron en la Guardia y como tenía presión elevada la llevaron a Maternidad. Entre los médicos hicieron las consultas y cerca de las 21 horas nació Amanda» dijo Rodrigo.
La familia regresó al hogar con su bebé Amanda y sólo tienen agradecimientos para su perro. «Fue increíble, el instinto del perro para despertarnos aun sintiéndose mal por la intoxicación que estaba sufriendo. Se podría decir que José Ignacio salvó cuatro vidas, las nuestras, la de Amandita y su propia vida”.
José Ignacio es un héroe.
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