Los perros nunca son agresivos porque sí. Probablemente un comportamiento arisco sea fruto de un pasado oscuro, lleno de abusos y maltratos. Esto los lleva a desconfiar de todo el mundo y ser agresivos con las personas para protegerse.
Ese es el caso de Pablo, un pitbull con un pasado triste. Lo abandonaron en un refugio por ser “agresivo”, y por ello nadie lo quería adoptar. Pero un hombre estaba dispuesto a darle una segunda oportunidad.
Ina y Manny buscaban una mascota para su familia, y así llegaron a conocer a Pablo, un pitbull al que nadie quería adoptar.
Aunque a manny le habían advertido que era agresivo, de todas formas le intentó acariciar. Cuando acercó su mano al rostro del perro, él agarró su manga del abrigo rompiéndola en pedazos, y le dejó unas feas heridas en el brazo.
Luego del incidente, nadie dijo una sola palabra. Pero todos pensaban que nadie se llevaría al pobre pitbull.
Por eso quedaron incrédulos cuando Manny dijo que se lo llevaría a casa.
Él y su novia sabían que sería difícil, pero estaban convencidos de que eran la familia perfecta para ayudar a que Pablo superara sus traumas.
Pero pronto se dieron cuenta de que probablemente sería más complejo de lo que creían.
Pablo estaba decepcionado de los humanos y no quería confiar en ellos luego de que lo trataran de forma tan cruel. Pero su familia nueva necesitaba demostrarle que sí era posible volver a sentir amor.
Así fue como, poco a poco, comenzó a ceder y hacerse amigo de Charlie, el otro perro de la casa. Los dos se abrazaban y acariciaban. Luego se dio cuenta de que podía hacer lo mismo con los humanos, hasta que por fin superó sus miedos.
Hoy incluso duerme con sus padres humanos en el mismo sillón.
¡Qué felicidad por Pablo y su nueva familia!
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