Era el séptimo de los nueve hijos de un granjero y para ir a la escuela, no sólo debía caminar sino también cruzar un caudaloso río. Aún así nunca abandonó sus sueños.
La perseverancia y el esfuerzo nos llevan a alcanzar aquello que nos proponemos y aquí hay un gran ejemplo.
Romnick Blanco es el protagonista de esta inspiradora historia.
Romnick veía que su destino era ser pobre, pero comenzó a soñar con algo que parecía imposible. Fue al norte de Sierra Madre en Filipinas donde un niño comenzó a rezar para poder salir de la pobreza.
Este niño era el séptimo de nueve hermanos cuyo padre era un granjero y veía día a día como a su alrededor sólo había pobreza, dolor y desesperanza. Fue así como se dio cuenta que para escapar de lo que la vida parecía querer para él debía actuar.
Día y noche estudiaba para obtener buenas notas en el colegio, luego de las jornadas de clases en que caminaba kilómetros y cruzaba un peligroso río. Romnick incluso acudía a la lejana escuela sábados, todo para tener una buena educación que le permitiera a la vez mejorar su vida.
Para la suerte de Romnick una organización que se dedica a mejorar las vidas sumidas en el analfabetismo y la pobreza a través de la agricultura orgánica llegó a su comunidad. Green Earth Heritage Foundation recibió en el 2009 unas 100 hectáreas para “preservar el medio ambiente, adherirse a prácticas agrícolas sólidas y sostenibles y ayudar a aliviar la pobreza a través de los medios de vida, la educación y el desarrollo comunitario“.
En el año 2011 Romnick fue apadrinado por esta increíble fundación recibiendo un subsidio mensual para ayudar a los costos complementarios de su escuela pública, obtuvo clases de inglés y de computación dentro de la fundación y tras un tiempo aprendió inglés a la perfección.
Por su esfuerzo, la fundación le entregó una beca por 5 años en la Escuela Internacional de Manila donde finalmente se graduó de la secundaria en el 2017.
Luego vino el sueño que se hizo realidad pues Rom, como lo llaman sus amigos, obtuvo una beca y fue aceptado en tres universidades de renombre pero el eligió la de Harvard.
Pero antes de comenzar sus clases y alentado por la nueva institución educacional que lo acogerá, primero se tomará un año sabático y luego estudiará economía, estudios ambientales, matemáticas o historia.
“Esta bendición asombrosa que he recibido será vista por muchos como un logro, pero siendo muy honesto, creo sinceramente que lo que me pasó no fue nada menos que un milagro“ dijo Romnick.
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