Cuando la pequeña niña rusa Bella Deviátkina sorprendió al mundo entero al comprobar que sabía hablar 7 idiomas (inglés, alemán, chino, español, francés, árabe y ruso). En ese entonces, todos queríamos saber cómo es que sus padres lograron esa capacidad en ella y es ahora que revelaron los “secretos” que todo padre debe ir anotando desde ya.
La mamá de Bella, Yulia Deviátkina relató que al inicio nadie tenía idea de cómo enseñarle a su pequeñita 7 idiomas.
Lo único que esperaban es que a su temprana edad supiera hablar inglés y claro está que el ruso por ser su idioma materno. Al inscribirla a clases particulares los resultados fueron fascinantes y bastante efectivos/rápidos.
Es así que su mamá, que sabía francés, comenzó a enseñarle por su lado. Yulia confiesa que cuando su hijita escuchaba francés “saltaba de alegría en su cuna”, pues en aquel momento tenía solo diez meses y todavía no había aprendido caminar. Llevaba un año estudiando y Bella ya entendía muy bien el inglés y el ruso, por su parte, Evgueney Deviátkin, dice que la razón que los mueve a desarrollar más y más la gran capacidad de su hija es para “mostrarle todas las posibilidades”.
“No queremos criar un genio, sino mostrarle todas las posibilidades. Queremos que Bella se desarrolle de una manera armoniosa y por eso solo mantenemos su interés en lo que ella más quiera… en este caso son los idiomas y hay que apoyarla”, Evgueney a RT. Según sus padres, ésta es la rutina para ser políglota:
Bella tiene entre dos a cuatro clases con duraciones de seis horas: tres por la mañana y tres por la noche. Pero, no se asusten, ella también juega y hasta de eso saca un aprendizaje ya que va nombrando todo en distintos idiomas, desde la comida del almuerzo, hasta la muñeca que le regalaron. Practica, incluso sin darse cuenta.
Estos orgullosos padres quieren que su hija sea una inspiración y ejemplo para otros padres y sus hijos. De esta manera, el mundo sería políglota y “no habría barreras entre culturas”. Recordemos el día que nos dejó a todos boquiabiertos:
Un ejemplo a seguir, sin duda. Los niños son los mejores estudiantes de idiomas que pueden existir.
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