En lugar de envidiarle la vitalidad a la gente joven, Jack Reynolds es un ejemplo de energía para los más chicos. A sus 106 años ha sido inscrito tres veces en el libro de los Récord Guiness: por ser el hombre más viejo en subirse a una montaña rusa, en hacerse un tatuaje y -más recientemente- por lanzarse en tirolina el día de su cumpleaños.
Fue un viaje de 400 metros de largo a 60 metros de altura para este temerario abuelo que quiso celebrar su cumpleaños suspendido en el aire, y con una velocidad superior a los 60 kilómetros por hora.
El hecho, incluso, fue transmitido por televisión.
Tomó el cable muy relajado, se lanzó y disfrutó del viento que le pegaba en la cara. Cuando aterrizó, soltó una risa de felicidad. Su expresión al terminar “habla por sí sola”, dijo en una entrevista mientras levantaba el pulgar.
“Jack es absolutamente increíble. De hecho, creo que es indestructible”, señaló uno de los asistentes.
Un representante del libro de Guiness estuvo también en el lugar, para entregarle el certificado luego de la impresionante hazaña.
“Jack, este es el tercer cumpleaños que he pasado contigo y este es el más impresionante hasta el momento. Nunca dejas de impresionar”, le dijo orgulloso el representante.
A los 104, Jack se hizo un tatuaje y a los 105 se divirtió en una montaña rusa, hechos por los que también entró al Guiness.
La gran pregunta es, ¿qué vendrá para los 107? De seguro ya lo tiene planeado.
Publicidad
