Las perritas, como todas las buenas madres, son muy protectoras con sus cachorros y harían cualquier cosa por ellos. Inclusive en las peores condiciones climatológicas. Aunque la mayoría de las crías de mamíferos alcanza la madurez relativamente pronto, nada de eso quita que las hembras volquen toda su atención en alimentar y proteger a sus retoños en sus primeros meses de vida.
Se podría decir incluso que poseen un instinto maternal superdesarrollado. Por ejemplo, ellas mismas escarban el nido donde parirán una camada que, dependiendo de la raza, puede alcanzar los 15 cachorros. En el parto, ellas mismas cortan el cordón umbilical y lamen inmediatamente a sus retoños para activar su respiración y circulación (que causa el mismo efecto que la palmada a los bebés humanos recién nacidos).
El instinto materno llega tan lejos que una perra puede atacar incluso a sus propios cuidadores si los percibe como una amenaza para sus crías. Pero es ese mismo impulso natural el que les hace cuidar de los bebés humanos, o adoptar cachorros huérfanos de su misma especie o de otra.
Generalmente las perritas cuidan de sus cachorros hasta los 4 meses de edad, aunque si hay algún cachorro más débil que los demás el período de cuidados puede extenderse. Paulatinamente, los cachorros se independizan y a partir de las tres semanas de vida, empiezan a imitar comportamientos de su mamá, que les ayudarán a desenvolverse por sí mismos.
Cuando alcanzan la madurez, la manada se desintegra y sus integrantes pasan a ocupar sus respectivas posiciones jerárquicas dentro de la misma manada.
El vínculo entre la perra y sus cachorros es tan fuerte, que si se la separa de sus hijos antes de los 4 meses, ella experimentará tristeza y cambios hormonales. Por ello, es necesario respetar los tiempos naturales, pues además los cachorros tampoco habrán recibido todo el alimento que deberían.
Un bello ejemplo de la maternidad canina es el siguiente video, protagonizado por una perrita que dio a luz hace poco entre los arbustos de un jardín. Cuando empieza a llover, el nido donde protegía a sus cachorros se comienza a llenar de agua, por lo que la perra debe transportar a sus crías una por una hasta un lugar seco al otro lado del jardín.
Luego, dedica varios segundos a lamer a cada cachorro, que va dejando para que se sientan secos y seguros.
Cada año, millones de perros son abandonados en todo el mundo. Recuerda que cerca tuyo siempre habrá un perrito dispuesto a ser adoptado en tu refugio o centro de acogida más cercano. No compres, ¡adopta!
Mira el tierno video a continuación:
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