Las fotografías fueron tomadas por la artista llamada Yto Barrada, una artista franco-marroqu, cuya especialización es la fotografía. Ella ha realizado varios foto reportajes a lo largo del mundo para diferentes medios de comunicación. Sin duda, el medio la respeta en su trabajo y valora lo que hace , pues siempre tiene algún proyecto nuevo que llega a sorprender a los seguidores de su obra, tanto de forma artística como investigativa.
Para esta ocasión y en el marco del día de la mujer que fue la semana pasada, “The Guardian” publicó en la sección “Mi mejor fotografía”, un artículo con una fotografía de Barrada en la búsqueda de la reivindicación de los derechos femeninos. En dicha fotografía, se puede ver a una gran cantidad de mujeres pelando moluscos. El trabajo transcurre en un salón perfectamente blanco, todas usan delantal, una mascarilla y una malla en el pelo.
Sin ir más lejos, el trabajo de pelar moluscos está prohibido en Holanda desde fines de los 80. El motivo principal de ello, son las terribles condiciones que genera ese empleo. No obstante, ese no es impedimento para los empresarios pesqueros para seguir produciendo, de hecho, sólo trasladaron sus fábricas a países menos avanzados en las leyes laborales.
De esta forma, Barrada logró llegar hasta la fábrica de su país de origen y cuando tuvo que declarar sobre la escena de la fotografía capturada hace ya 20 años, dijo
“Era una fábrica holandesa en suelo marroquí. Un temprano ejemplo de la globalización. Las gambas son pescadas en el Mar del Norte y llevadas a Tangier para ser peladas. Me dijeron que prefieren a mujeres como empleadas porque tienen menor representación sindical”
De acuerdo al relato de la fotógrafa, las mujeres pelaban cada molusco, ya que el sueldo era según el peso de mariscos que pudiesen llegar a pelar en un día. Al trabajar sin descanso, los días podían llegar a extenderse hasta 16 horas. La fotógrafa relata que un hombre caminaba exigiendo silencio, cuando ella estaba tomando las fotografías. Yto afirmaba:
“Estaba fascinada por estas condiciones de trabajo casi medievales. Era una fábrica sin pausa. Las mujeres estaban encerradas, con escasos permisos de descanso. No había una sala común, un lugar para sentarse y comer juntos. Solo estar ahí me hizo sentir la tensión”
La fotografía había sido tomada el año 1998. El 2008, una amiga suya publicó un documental, en el que se revelaba que dichas condiciones de trabajo aún se mantenían en Marruecos. Al publicarse el documental, la revista RNW Media contactó a Fátima, una de las empleadas más antiguas de la fábrica ya que llevaba casi 20 años trabajando y le pidió su testimonio:
“Cuando necesité un doctor en el 2005, descubrí que mi seguro social no había sido pagado. Las mujeres sólo reciben el beneficio seis meses al mes para que el empleador no tenga que hacerles un contrato permanente. Hacen lo que quieren”. De acuerdo a Boubker Khamlichi, líder sindical del sector: “Los empleadores se aprovechan de las condiciones vulnerables de las mujeres. No podemos seguir dejándolas a su suerte”
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