Cuando Era Niño, Su Padre Los Echó De La Casa. 30 Años Después La Vida Le Da Una Oportunidad De Ayudar

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En todas nuestras historias ha acontecimientos  que nos han cambiado la percepción que tenemos y cómo enfrentamos el mundo. La historia de esta ocasión es sobre Sean Whalen quien era sólo un niño cuando sus padres se separaron de forma muy violenta y desde ese entonces vio cómo su madre se partía la espalda trabajando en dos turnos para mantenerlo a él y a su hermanito. Muchos años pasaron, cuando entró  con su propia familia a restaurante chino y se dio cuenta que la mesera tenía en su rostro algo que le era familiar.

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Sólo le bastó verla

Cuenta Sean que su padre era un hombre muy duro y cuando se separaron los echó a todos de la casa. Su madre tuvo que conseguir una orden para ir a buscar ropa y ciertas pertenencias necesarias que estaba en la casa y él recuerda muy bien lo que dijo el oficial de la policía: “Solo tiene 10 minutos para sacar lo que necesiten”.

También eliminó las cuentas y congelo las tarjetas, por lo que  tuvieron que arreglárselas como pudieron.

30 años después, Sean entró a un restaurante de comida china con sus hijos y al pedir la comida se percató de que la mesera tenía una expresión que conocía muy bien pues era la su madre.

En ese mismo instante se dio cuenta de que la mesera estaba pasando por un terrible momento, notó lo distraída que estaba y cuando trató de hablar con ella confirmó sus sospechas. Al terminar de comer, le dejó propina y un mensaje de aliento.

Todo el asunto lo conmovió muchísimo, así que escribió su historia en Facebook y la publicación se hizo viral:

“DIVORCIO

El día que mis padres se separaron quedará por siempre en mi mente. Tuvimos una gran pelea y debimos huir porque él se volvió loco, pasamos la noche en un hotel y al otro día había cambiado la cerradura de la puerta, de modo que mamá tuvo que buscar una orden en la policía para sacar algo de ropa. El oficial solo dijo: “Tienen 10 minutos”. Saqué lo necesario pero dejé muchísimas, no tomé mis cartas de béisbol y dejé mi peluche de tortuga.

Papá canceló las cuentas así que mamá tenía solo lo que llevaba en los bolsillos. Luego de eso nos mudamos y la gente de la iglesia nos ayudó, aún no sé como lo hizo o cómo no tiró la toalla, yo lo hubiese hecho. Recuerdo que por las noches rezaba y pedía un momento para descansar de todo, pero jamás lo tuvo y nunca se rindió.

Fui con mis hijos a un restaurante chino y la nueva mesera nos complació en todo a pesar de que se notaba lo mal que estaba. Comimos nuestra cena y recordé a mi madre, una mujer soltera igual que esta chica así que tratamos de agradecerle por su esfuerzo. Las madres solteras merecen respeto, yo miré a la mía y aprendí de ella.

Mamá te amo eres mi heroína”.

Este hombre sabe muy bien que no mejoró de ninguna manera la vida de la mesera, pero al menos trató de ayudarla y hablar con ella. Lo que nos lleva a pensar qué tan solidario seríamos si viéramos a alguien en la misma situación. Porque al parecer, el ser humano debe pasar por las vivencias para poder empatizar con las personas.


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