Desafortunadamente, existen muchos perros abandonados en las calles de todas las ciudades del mundo. Algunos han nacido ahí porque es lo que les tocó, pero otros tienen un pasado mucho más triste, ya que alguna vez fueron acogidos por una familia que los amó hasta que las circunstancias cambiaron. Ya sea por enfermedad o por excusas inventadas para no hacerse cargo, pero fueron dejados a la deriva en la calle.
Este es el caso de una perrita parapléjica, bautizada como Bianca, que estuvo viviendo en la calle por siete años sin nadie que se hiciera cargo de ella y sus necesidades.
Pero Bianca había perdido la movilidad de sus patas traseras, condición que la obligó a tener que desplazarse arrastrando las patas en suelo. No obstante, su vida dio un giro tremendo cuando un grupo de rescatistas le dio una nueva razón para sonreír y gozar de la vida.
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Al hacerle varios exámenes, descubrieron que Bianca sufre una enfermedad degenerativa que además de quitarle la sensibilidad en las patas traseras, también le causa problemas para respirar y tragar. La perrita parecía intuir que lo que estaba pasando era para mejor y que la rescatarían, por eso confió sin dudar ni un minuto de los humanos. “Bianca se comportó como si nos conociera a todos”, dijo la mujer que la sacó de la calle, a lo que agregó que confió sin chistar.
No podía orinar ni defecar de una forma adecuada, por lo que su zona genital estaba sucia, irritada, adolorida y olía muy mal. La llevaron a un canil privado y después al veterinario para chequear su estado de salud y ponerle las vacunas correspondientes. Al llegar al el momento del baño, los voluntarios creyeron que sería muy difícil asearla, pero en realidad fue todo lo contrario, Bianca sólo pudo dicfrutar cada minuto de la ducha que le quitó la suciedad acumulada durante esos años de abandono y due ahí cuando su pelaje blanco salió a relucir.
No podía esperar más para conocer su nuevo hogar y a su nueva dueña, una mujer de gran corazón y con experiencia cuidando perros parapléjicos se ofreció cuidarla.
Desde el minuto que vio a su nueva “humana” no pudo dejar de sonreír, la mujer le rascó las orejas y le puso una silla de ruedas para que pudiera correr en libertad.
En este tiempo, la afortunada Bianca corre y siente el olor a la primavera, disfrutando cada momento de su vida al máximo:
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