Aunque pueda sonar chocante para algunas personas, en Holanda los niños de cuatro años aprenden sobre sexualidad y la forma en que vienen los niños al mundo; mientras que los estudiantes de ocho años ahondan sobre autoimagen y estereotipos de género, los de 11 años ya discuten sobre orientación sexual y opciones anticonceptivas.
Esa es la forma en la que la educación sexual se realiza en los Países Bajos, que tienen las tasas de embarazo adolescente y contagio de enfermedades venéreas más bajas a nivel mundial. Sin ir más lejos, en una clase cualquiera, podemos escuchar lo siguiente: “La madre tiene una barriga enorme, ¿a qué se debe esto?”, pregunta una profesora de primaria holandesa ante la clase que la mira con atención. Y luego una niña de 5 años de edad responde: “Ellos hicieron el amor, ¿no?”. “Sí, ellos hicieron el amor. Muy bien”, le dice la profesora, quien enseña a sus alumnos sobre sexualidad, virginidad, anticoncepción y lo que significa estar enamorado, de forma paralela a las clásicas asignaturas que suelen estar presentes en la escuela primaria o educación básica.
Acceder de forma temprana a dicha información sobre sexualidad humana permite que la normalización del sexo, motivo por el que los niños no perciben algo desconocido, lo que pospone la edad del primer encuentro sexual.
Según el relato de los profesores de Holanda, quienes son capacitados por el Ministerio de Educación sobre educación sexual, los estudiantes no sienten la necesidad de adelantar su iniciación sexual, ya que desde pequeños han vivido junto a qué y cómo es el sexo.
El caso ejemplificador de Holanda refuerza la idea de que la información permite que los ciudadanos puedan tomar mejores decisiones a futuro y así criar a niños conscientes de lo que ocurre en sus cuerpos y lo que puede llegar a pasar si es que no toman las precauciones necesarias.
Los profesores no hablan de sexo explícito, ya que aseguran que el propósito de la educación sexual temprana va mucho más allá de saber lo que es una relación sexual.
Un punto muy relevante es que los niños no sólo aprenden de anatomía humana y de anticoncepción, sino que se interiorizan en cómo afrontar y enfrentar el abuso y la intimidación sexual.
Por ley, todos los estudiantes de Holanda deben recibir alguna forma de educación sexual, no obstante, esto permite variaciones que pueden ser abordadas por los profesores. Pese a que el sistema acepta la flexibilidad en la enseñanza, la diversidad y la asertividad sexual deben estar presentes en las salas de clases desde la enseñanza primaria.
Así, los niños pequeños normalizan conceptos como bisexualidad, homosexualidad, sexo, preservativos, etc. Esto resume al verdadero propósito de este tipo de enseñanza, la que percibe la información sobre sexualidad humana como un derecho intrínseco del ser humano, ya que se trata de un proceso normal y natural que experimenta el hombre y la mujer a través de su vida.
Aunque se sabe que las tasas de embarazo adolescente y contagio de enfermedades de transmisión sexual responden a la facilidad o dificultad que existe en el acceso a métodos de anticoncepción, la educación instaurada en dichos países ha probado una vez más que la información lo es todo.
Según cifras entregadas por el Departamento de Salud y Servicios Humanos del gobierno de Estados Unidos, el 66% de los adolescentes norteamericanos aseguraron que les hubiese gustado esperar más tiempo para tener relaciones sexuales por primera vez, porcentaje que se encuentra en armonía con la alarmante cifra de embarazo adolescente: 1 de cada 3 jóvenes norteamericanas queda embarazada.
Comparando la gran mayoría de los países, y de acuerdo a un estudio realizado por Rutgers WPF, 9 de cada 10 holandeses utiliza algún método de anticoncepción en su primer encuentro sexual y también deciden por voluntad propia retrasar su primer encuentro sexual.
Existen investigaciones que concuerdan en que la educación sexual integral desde temprana edad influye directamente en las tasas reducidas de embarazos no deseados, muertes maternas, abortos inseguros y enfermedades de transmisión sexual.
Robert Van Der Gaag, del Centro Regional de Salud Pública de Holland Central, afirma que la educación sexual se dirige también a que los jóvenes puedan y sepan defenderse ante situaciones que atenten contra sus derechos como humanos y reproductivos.
“Tenemos que ayudar a los jóvenes a navegar por todas las opciones que enfrentan y defenderse en todas las situaciones, sexuales y de otro tipo, de la misma forma que las niñas aprendan a que sus deseos sexuales son perfectamente naturales y que no deben adoptar un papel de pasividad en una relación sexual, así como los niños son alentados a abrazar sus emociones”.
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