Ya muchos que tenemos la experiencia sabemos lo difícil que es ser padres y otros que aún no lo son, han leído sobre el tema y tienen alguna idea de lo complejo que puede llegar a ser la crianza.
Muchas veces hemos tenido un mal día en el trabajo y lo único que deseamos es llegar a casa, tirar el maletín y olvidarnos de que existen los seres humanos y los problemas; sin embargo, solemos olvidar que la paternidad y la maternidad es siempre una extensión de las horas laborales, lo queramos o no, pues es un arduo trabajo del que no podemos rehuir.
Es verdad, el hecho de tener dos trabajos puede llevarnos al borde de la locura, pero nuestros hijos no tomaron la decisión de ser traídos al mundo, así que es nuestra responsabilidad asumir la presión. Es por eso que queremos compartir contigo estos tres consejos que te ayudarán a no volver a gritarles nunca más:
1. Establece cuáles son las situaciones que te hacen perder el control:
Si sabes que odias el volumen alto de la música o los malos resultados académicos, debes estar mentalmente preparados para afrontar una situación que afecta negativamente tu ánimo. Esta preparación mental, te permitirá reaccionar de una forma más razonable frente a la sorpresa que podemos llevarnos por parte de nuestro hijo.
2. Son tus hijos, no tus sucesores, ten expectativas razonables:
3. Cuenta hasta 10:
Nunca olvides que también fuiste exasperante a su edad, la energía física y la curiosidad que tiene un niño muchas veces llega a volvernos locos, sin embargo, si te das un tiempo para pensar que nuestros padres enfrentaron exactamente la misma situación y gracias a su paciencia y amor eres quien eres hoy en día, podrás tener el control de la situación como el adulto que eres.
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